Han sido varias las ocasiones en las que he manifestado mi incapacidad de entender, desde el campo de las ideologías, que es eso del “centro”, salvo que esa denominación no sea otra cosa que una manifestación más del virus del relativismo rampante que nos domina. Dicen que es una cosa posicionada entre la izquierda y la derecha, una especie de mixtura del maestro cocinero de turno. Una cosa pretendidamente equidistante, nebulosa, oportunista, que juega a confundir a la parroquia, unas veces un pasito a la izquierda, otras veces un pasito a la derecha, que siempre me ha recordado a aquel fantástico Cantinflas haciendo circunloquios, digresiones con los que hacia como que te explicaba algo, y que si tratabas de seguirlo y entenderlo corrías el peligro de volverte loco. Hasta tal punto el estilo de Cantinflas tomó carta de naturaleza que, hace ya tiempo, la RAE decidió introducir la palabra cantinflear para definirla como “hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.”
En uno de mis últimos posts editado en este blog, me hacia la siguiente pregunta: ¿Debe darse por aludido el Rajoy cuando el PSOE insulta a la derecha específicamente sin mencionar al PP? A continuación copio y pego algunos párrafos del citado post que convienen a la cuestión que quiero tratar en esta ocasión.
El partido gobernante, con una persistencia goebbeliana, han ido convenciendo a la oposición -hasta el punto de dejarlos inermes-, y lo peor a la mayoría de los medios, de que son los chicos malos, crean “crispación”, dividen a los ciudadanos, son enemigos del pueblo porque no colaboran con el Gobierno.
En circunstancias normales, y desde luego la que voy a comentar no lo es, no tendría sentido que ante los insultos que el PSOE de ZP arroja sobre la derecha –la mayor de las veces sin mencionar al PP, y aquí está la triquiñuela-, el PSOE pregunte una y otra vez después de cada andanada, ¿por qué se dan por aludidos los del PP? ¡Pero si han dicho que no son de derechas!
El absurdo desdén sobre el que quiero llamar la atención, comenzó el día que Rajoy dijo que él no era de derechas, a lo que ha arrimado el hombro, con gran entusiasmo, el alcalde Gallardón, que tantas atenciones y beneplácitos recibe de El País, tradicional órgano de comunicación de la izquierda que, últimamente, se ha visto reforzado -¿o sustituido?- por el periódico Público. Este gesto desconcertante no puede interpretarse de otra manera que como un sentimiento de vergüenza o de miedo, que a los que nos sentimos de derecha liberal –tachados de torquemadas recientemente- nos deja helados, y nos recuerda aquella triste escena de Pedro negando a Cristo.
Esta desconcertante actitud de desdén, naturalmente tiene consecuencias no deseadas, en la medida que da la impresión de que la izquierda, la enemiga declarada de la derecha, piense que “la plaza” renuncia a defenderse. Pero lo peor es que también da la impresión de que quien tiene confiada la misión de defenderla no parece demostrar mucho entusiasmo. Hasta aquí los párrafos anunciados procedentes de un anterior post de este blog.
Pero precisamente, en el anexo de la edición dominical del diario ABC del pasado 31-5-09, XLSemanal, me topé con el oportuno artículo de Juan Manuel de Prada, titulado, Las palabras no delinquen. Por su acierto y claridad, me permito acotar y reproducir –con el esperado permiso del autor- un párrafo del citado artículo que cito para mejor expresar mis ideas:
“España es ese país donde uno puede decir «soy de izquierdas» como formulación orgullosa; en cambio, a nadie se le ocurre decir «soy de derechas», porque sería tan oprobioso como decir «padezco lepra» o «tengo fimosis». Y así, desde hace años, la gente de derechas en España anda inventándose rocambolescas designaciones que disfracen su adscripción ideológica: que si liberal, que si reformista, que si patatín, que si patatán. Pero la batalla de las ideas empieza a perderse en la batalla de las palabras; y desde que la derecha española admitió que declarar sin ambages su adscripción era un baldón o una ignominia, cedió a su contrincante un terreno que le será muy difícil recuperar. Una vez cedido ese terreno, resultan más bien patéticos sus esfuerzos por «conquistar el centro», por la sencilla razón de que el llamado ‘centro’ es una región brumosa, cuyas coordenadas las establece quien maneja el cotarro. En España el cotarro lo maneja la izquierda, que puede situar el centro donde le pete; y, así, el esfuerzo de la derecha por acercarse al centro es tan estéril y conmovedor como el del gozquecillo que corre en pos de un hueso que nunca puede alcanzar, porque la izquierda lo acerca a su terreno tirando de un hilo. Y, mientras tira del hilo, la izquierda se descojona del gozquecillo. “
El gran tutor del invocado centro derecha, acaba de lanzar sus últimos mensajes sobre lo que es centro. Curioso, sin matizar si es de derecha o de izquierda, o sea -ojo al palabro- “centralismo político”. Dice Gallardón: “La victoria se logra por el centro”. ¡Mágico! Entendido alcalde, pero explíquese un poco para que participemos del misterioso modus operandi de semejante ideología. Dice Gallardón que Feijóo es “como el Obama gallego” cuyos valores son, "la modernidad, la sencillez, el espíritu de trabajo, la naturalidad y la modernización que deviene en centralismo". Caramba, este currículo me suena a palabrería hueca ya oídas al otro lado de la frontera con la izquierda. Porque, pasa una cosa, la izquierda no tiene centro, pero maneja con increíble soltura el más amplio repertorio de palabras huecas y grandilocuentes. Emulando a los taurinos, hay que decir que hasta el rabo todo es izquierda, salpicada de nacionalismo –paradoja, que es derecha en estado puro-. Ni el guardián de las purezas izquierdistas extremas, Llamazares, ni los cariñosos Sindicatos permitirían la más mínima contaminación al “centro”. Y estando así las cosas me pregunto, ¿cómo es posible que ZP ganara las elecciones, por dos veces, allá por la izquierda remota, alejada del centro?
Para opiniones libres de actualidad económica, política, social, histórica, científica, artística, literaria..
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martes, 2 de junio de 2009
domingo, 24 de mayo de 2009
¿Debe darse por aludido el PP en las ocasiones que el PSOE increpa específicamente “a la derecha”?
Uno tiene la impresión de que la diputada por Madrid del PP ha roto la disciplina, que al parecer tiene impuesta Rajoy en el PP, de mantener un nivel bajo de respuesta ante el imparable torrente de improperios que les dedica habitualmente el PSOE: “¡Que hijos de punta, ¿no?!”, dijo Pilar Rodríguez, y saltó a la fama de youtube.
Pilar Rodríguez Salmones es una veterana diputada del PP, de 63 años, con cinco hijos y un nieto. Seguramente no ignoraba la supuesta norma establecida por Rajoy de mantener un nivel bajo de contraataque a la constante y habitual avalancha de coces, bufonadas, improperios, insultos, etc., que el PSOE le viene dedicando, una veces dirigidas específicamente al PP, pero también últimamente, las más de las veces, “a la derecha”, y que como hemos podido apreciar se incrementan ante la proximidad de las elecciones europeas.
Observando la actitud de los dos principales partidos políticos de España, se cae en la cuenta de que los papeles están cambiados. La agresividad del partido gobernante es más propia del que está en la oposición, mientras que la pasividad del PP correspondería a la de gobernante. Pero resulta aún más curioso si observamos el contenido del combate dialectico de los contendientes. El partido gobernante, con una persistencia goebbeliana, han ido convenciendo a la oposición, y lo peor a la mayoría de los medios, de que son los chicos malos, crean “crispación”, dividen a los ciudadanos, son enemigos del pueblo porque no colaboran con el Gobierno, hasta el punto de dejarlos inermes. Salvo especiales ocasiones, como se verá más adelante.
Esta extraordinaria habilidad de ZP revela que deje rendidos de admiración hasta los más conspicuos comentaristas políticos, supuestamente dedicados a hacerle la crítica. Curiosa crítica que se maravilla del mal. O curiosa justicia la que se aplica para reconocer los eficaces méritos del genio de la chistera. Sin duda esta incapacidad de discernir entre lo que está bien o lo que está mal, lo justicia o lo contrario, lo que es sociedad y lo que es rebaño, lo que son derechos individuales o derechos del “colectivo”, lo que es la izquierda y lo que es la derecha; es la prueba de la intensidad con la que el relativismo se ha instalado en la conciencia de nuestra sociedad.
La reacción ofensiva del PSOE ha sido brutal ante el sondeo de hace unos días por el que resultaba que el PP ganaría tales elecciones. Como el PSOE domina muy bien la técnica de la agitación propagandística –antigua estrategia de política comunista conocida como agit-prop-, algunos sondeos ya dan un empate entre los dos principales contendientes. Como ya sabemos, a lo largo de la campaña los sondeos harán dientes de sierra, a imitación de la bolsa, al tiempo que el tono soez y agresivo de los mítines irá caldeándose, pensando en una parroquia borreguil, que no reflexiona y que simplemente se traga emocionalmente los sapos y culebras que vomitan los mitineros de turno.
La diputada Rodríguez Salmones no es la única que, que al parecer, se ha saltado las normas de prudencia del partido, perdiendo los nervios ante tantos “marrones” –para decirlo de un modo abreviado- que se le amontonan al PP –Camps, Gürtel, Yak 42, el video “canalla” de la campaña de las europeas-; pero sí es la que más ha llamado la atención. El video que recoge la manifestación de la diputada del PP es, en estos momentos, uno de los más visitados, junto al video “canalla”, en www.youtube.es: http://www.youtube.com/watch?v=pq3sy47thuA&feature=player_embedded.
Incluso Gracián, que tanto mérito puso en su famoso Oráculo Manual dedicado a la prudencia, advertía que su empleo también tiene un límite. “El valor del ánimo es superior al del cuerpo. Es como la espada: debe ir siempre envainada en su prudencia hasta la ocasión oportuna. Es la defensa de la persona. Más daña la flaqueza del ánimo que la del cuerpo. Muchos tuvieron cualidades eminentes, pero por faltarles este aliento, perecieron muertos y acabaron sepultados en su flojedad.”
Pero la cuestión que me parece más oportuna, y que motiva la elaboración de este post, es la de llamar la atención sobre un problema de fondo, de mucha más envergadura, en mi opinión, que afecta a la razón de ser y estar del PP, habitualmente reconocido, asumido, como representante de los intereses de toda la derecha social española, incluidos los liberales.
En circunstancias normales, y desde luego la que voy a comentar no lo es, no tendría sentido que ante los insultos que el PSOE de ZP arroja sobre la derecha –la mayor de las veces sin mencionar al PP, y aquí está la triquiñuela-, el PSOE pregunte una y otra vez después de cada andanada, ¿por qué se dan por aludidos los del PP? Pero si han dicho que no son de derechas. ¡Sí lo son, sí lo son, se apresuran los del PSOE a decir en cuanto los oyen balbucear alguna recriminación para que no sean malos chicos y los dejen en paz.
La verdad es que quienes hacen el gasto de defender al PP son algunos medios que se mueven, mayormente, por el espacio digital televisivo y periodístico. Son los que todavía asocian, con la mejor de las intenciones, el término derecha como sinónimo de PP. En sus tertulias se desesperan viendo como Rajoy no reacciona debidamente mientras ellos se baten el cobre. Creo que estos medios aludidos pierden el tiempo. En mi opinión deben centrarse en defender y divulgar los valores de la derecha liberal. Algunos, desesperados, buscan algún apoyo en el espectro de partidos políticos que contengan algunos de dichos valores de la derecha liberal, aunque resulten paradójicos en otros. Es por esto por lo que las relaciones con el UPyD de Rosa Díez se han intensificado últimamente. Será muy interesante comprobar cuántos votantes habituales del PP se desplazarán a UPyD, como vaticinan algunos.
Es de justicia señalar que dentro del PP hay una isla que se resiste con extraordinaria entereza, como es el caso de la Comunidad de Madrid. Es un bastión que se atreve a hacerle frente con gallardía, pero sin Gallardón, a la enorme presión a la que someten continuamente a su presidenta para exterminarla – ¡“colgada de una catenaria”!-. Toda la izquierda se siente activamente unida en esta importante misión de aniquilación, con especial colaboración de los Sindicatos, que no dejan de prestarle a ZP el cariño que este les pidió a cambio de abundante subvención. Veremos grandes manifestaciones políticas sindicales, en Madrid, solo en Madrid, y dedicadas a acabar con Esperanza Aguirre, sin que se aprecie especial apoyo que alivie la soledad a la que está sometida, incluso por sus correligionarios de partido. ¿Acaso son de “sensibilidades” diferentes?
Este absurdo del desdén comenzó el día que Rajoy dijo que él no era de derechas, a lo que ha arrimado el hombro, con gran entusiasmo, el alcalde Gallardón, que tantas atenciones y beneplácitos recibe de El País, tradicional órgano de comunicación de la izquierda que, últimamente, se ha visto reforzado -¿o sustituido?- por el periódico Público. Este gesto desconcertante no puede interpretarse de otra manera que como un sentimiento de vergüenza o de miedo, que a los que nos sentimos de derecha liberal nos deja helados, y nos recuerda aquella triste escena de Pedro negando a Cristo.
Los actuales directivos del PP que niegan su pertenencia a la derecha, nos aclaran que son de centro. Debo confesar que, por más esfuerzos que hago por intentar entender lo que ideológicamente significa centro, aparte de un concepto geométrico equidistante, han sido nulos; sólo alcanzo a ver un café descafeinado. Me parece una retórica oportunista, disimuladora, coloreada, por aquello de que, de esa manera, estando pegaditos a la izquierda, algo se pegará, y así quienes se han irrogado la potestad de conceder las bulas de lo que es democracia, dejarán de llamarles franquistas, fascistas, retrógrados y toda la retahíla conocida. Es, al parecer, la alargada sombra de Franco, al que Garzón, por fin, ha dado fe de su muerte. Ahora todas las “lanzadas a moro muerto”; cada vez están más cerca de alcanzar triunfo de la Guerra Civil y de rehabilitar a los abuelos. Espantajos históricos de lo contrafactual, que resulta divertida para los ensayos históricos, que la mayor de las veces no son más que “mierda antihistórica”.
El caso es que a pesar de ese nuevo posicionamiento de proximidad geométrica y equidistante, ni aún así sus cazadores aflojan la presión que ejercen en el “cordón sanitario” impuesto, con la comprometida colaboración del círculo cultural y artístico de la ceja ^^. Ya lo dijo Stalin, las ideas son más poderosas que las armas. Y así lo entendió el filósofo y teórico marxista italiano, Gramsci, cuando dijo: “La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados "orgánicos" infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”.
Frente a semejante facundia, a este PP no le gusta entrar en debates ideológicos; parece que le repelen. Tampoco he podido comprender el por qué de ese desdén. ¿Será porque se defienden tan mal que al final salen trasquilados de franquistas? Y también me pregunto, ¿es porque no se cultiva otra ideología que la del buen gestor, la del directivo eficaz, que está muy bien para la dirección de empresas?, ¿es por miedo a irritar a la fiera corrupia? Los hechos demuestran que la fiera no descansa. Al contrario, se crece y piensa que todo el monte es orégano. Y lo peor es que hasta es posible que, con esta actitud de mansedumbre mal entendida, piensen que la mente de los ciudadanos de derecha es inexpugnable y no habría que ejercer, incesablemente, una pedagogía actualizada a los nuevos tiempos que preserve las esencias de la derecha liberal.
Parece mentira que los acontecimientos que ha vivido el mundo, y especialmente Europa, en los últimos siglos, para ser exactos desde la Revolución Francesa, no sirva de aprendizaje para la derecha liberal para guiar las acciones del futuro. ¿O será que se creen de verdad que las ideologías han muerto y no se dan cuenta del amasijo que nos están metiendo? Sobre este panorama Glucksmann ya anunciaba el escenario: Occidente contra Occidente. La cultura occidental ha sido, hasta hace poco, el gran baluarte contra el que finalmente nada pudo “el muro”, el de Berlin. Pero, desgraciadamente, eso es historia pasada
Esta desconcertante actitud de desdén, naturalmente tiene consecuencias no deseadas, en la medida que da la impresión de que la izquierda, la enemiga declarada de la derecha, piense que “la plaza” renuncia a defenderse. Pero lo peor es que se piense que quien tiene confiada la misión de defenderla no parece demostrar mucho entusiasmo. Por ejemplo, toda la avalancha de medidas políticas que ZP y su equipo están imponiendo, y las que vienen, en su mayoría, están dirigidas a pescar en el río revuelto de la juventud, especialmente aquella que se sienta mimada y halagada, como si estuviera en un continuo botellón mayosiano del 68. La mente de la juventud es el objetivo propicio para ser moldeada con especial atención, y ahora de forma contundente desde la escuela estatal, con ese discutido manual propicio para hacer más ciudadanía gregaria y menos individuos ciudadanos.
Lo más inquietante es que parece que se proponen organizar toda nuestra vida pública y privada para que, desde arriba, desde el Estado, seamos buena “ciudadanía” según el modelo del zapaterismo. Se nos dice que los padres no deben “interferir” en las decisiones de sus hijos menores. Se nos dice cómo educarlos según el sexo: las niñas que jueguen al fútbol y los niños a la comba. El diputado socialista José Alberto Cabañes, ha presentado una propuesta, que será votada en la Comisión de Igualdad, en la que pide al Gobierno que elabore una guía para que los profesores de Educación Primaria puedan implantar juegos no sexistas en los colegios públicos y concertados. Piano piano va lontano, todo se andará si los ciudadanos no los paran en las urnas. Decía Tácito que mientras más indecoroso es un estado, más numerosas son las leyes.
Pero la gran sorpresa nos la acaba de dar el aparente desganado Rajoy que ahora raudo y veloz, le ha faltado tiempo de atacar, desde su mitin de hoy en Alicante, sin concretar nombres, a esos "torquemadas del siglo XXI, que los hay y muchos en la política y sus aledaños, se van a llevar un gran berrinche el 7 de junio porque vamos a ganar las elecciones". "Paco, estamos contigo, como siempre y la historia será feliz: y por eso, la inmensa mayoría de valencianos y españoles se llevaran una gran alegría en el 7-J, para disgustos de los inquisidores del siglo XXI que no tienen corazón, ni razón". En principio cabe pensar que se refiere a todos esos de dentro de su partido, en general pertenecientes al ala liberal, o aquellos otros que, desde diversos medios, digitales y no digitales, que unas veces le han venido haciendo el trabajo de defensa de la derecha liberal –supuestamente perteneciente al PP-, y otras reprochándole su falta de entusiasmo en responder a las ataques del zapaterismo.
Parece que Rajoy siente ultimamente una especial atracción por Valencia para hacer y deshacer cosas en el partido. Al oír las declaraciones de Rajoy sobre los torquemadas del siglo XXI, ahora en Alicante, es inevitable acordarse del sonado también Congreso del PP en Valencia, el pasado 20 de junio de 2008. Un mes y medio antes de dicho Congreso el ambiente del partido estaba bastante enrevesado: un día el plante de María San Gil, otro, la devolución del carné de Ortega Lara; unas declaraciones de Esperanza Aguirre por aquí, otras de su segundo; un posado de Juan Costa en las Ventas; otro, epistolar de Elorriaga en carta abierta. Se decía que la mayoría de los revoltosos eran del ala liberal -que casi siempre lo ha tenido difícil en la historia del partido-. Finalmente, el Rajoy prudente que reclama un nivel sosegado de respuestas, sorprendió a la parroquia, sacando la tarjeta roja, de modo que ninguno de los revoltosos salió bienhadado. Como en su día dijo Cristino Sinova, “tanto ruido para esto”. Los conspiradores quedaron como grandes maestros de amagar y no dar.
Ya sabemos que en estos tiempos de Internet, las noticas vuelan por web a la velocidad de la luz. A las 17:45, hora en la que acababa de navegar para actualizar mi información, en el buscador de Google ya aparecían 18.250 páginas que se hacían eco de la noticia ya conocida como de los “nuevos torquemadas del siglo XXI”. ¿Pero quiénes son esos torquemadas? Es posible que sean los que seguramente tu lector y yo pensamos. Pero no nos precipitemos. Es posible que mañana el número de páginas digitales se haya multiplicado por 5 o 10 o sabe Dios, aportando alguna aclaración sobre los destinatarios del ataque.
Ante esta nueva situación el titular de este post puede requerir un replanteamiento. Así, en vez de preguntarse si el PP debe responder al PSOE cuando increpa a la derecha –se entiende liberal-, las manifestaciones de hoy de Rajoy parecen insinuar la respuesta. Incluso surge una nueva pegunta añadida, ¿Por qué la política de nivel bajo, de prudencia parece haberse roto, entrando como un caballo loco en una cacharrería, hablando nada más y nada menos que de torquemadas? ¿Se darán por aludidos, en los próximos días, los torquemadas? Lo prudente ahora es no precipitarse y esperar a ver qué pasa.
A pesar de la noticia fresca más arriba comentada, sigo creyendo que es oportuno terminar este post como pensaba, buscando el apoyo de otro más sabio que yo para mejor expresar mi pensamiento. Se trata de Benavente, en cuya fuente de agua fresca he bebido en más de una ocasión. Vean hasta que punto su cita viene como anillo al dedo apropiado. “La indiferencia es el peor cómplice de la maldad. No es ser bueno que los malos prosperen. La bondad ha de ser perpetua guerra contra la maldad, para que la maldad no se enseñoree del mundo…El que pregunta a cada paso ¿qué puedo hacer, qué debo hacer?, nunca sabrá qué puede, y no hará lo que debe.”
Pilar Rodríguez Salmones es una veterana diputada del PP, de 63 años, con cinco hijos y un nieto. Seguramente no ignoraba la supuesta norma establecida por Rajoy de mantener un nivel bajo de contraataque a la constante y habitual avalancha de coces, bufonadas, improperios, insultos, etc., que el PSOE le viene dedicando, una veces dirigidas específicamente al PP, pero también últimamente, las más de las veces, “a la derecha”, y que como hemos podido apreciar se incrementan ante la proximidad de las elecciones europeas.
Observando la actitud de los dos principales partidos políticos de España, se cae en la cuenta de que los papeles están cambiados. La agresividad del partido gobernante es más propia del que está en la oposición, mientras que la pasividad del PP correspondería a la de gobernante. Pero resulta aún más curioso si observamos el contenido del combate dialectico de los contendientes. El partido gobernante, con una persistencia goebbeliana, han ido convenciendo a la oposición, y lo peor a la mayoría de los medios, de que son los chicos malos, crean “crispación”, dividen a los ciudadanos, son enemigos del pueblo porque no colaboran con el Gobierno, hasta el punto de dejarlos inermes. Salvo especiales ocasiones, como se verá más adelante.
Esta extraordinaria habilidad de ZP revela que deje rendidos de admiración hasta los más conspicuos comentaristas políticos, supuestamente dedicados a hacerle la crítica. Curiosa crítica que se maravilla del mal. O curiosa justicia la que se aplica para reconocer los eficaces méritos del genio de la chistera. Sin duda esta incapacidad de discernir entre lo que está bien o lo que está mal, lo justicia o lo contrario, lo que es sociedad y lo que es rebaño, lo que son derechos individuales o derechos del “colectivo”, lo que es la izquierda y lo que es la derecha; es la prueba de la intensidad con la que el relativismo se ha instalado en la conciencia de nuestra sociedad.
La reacción ofensiva del PSOE ha sido brutal ante el sondeo de hace unos días por el que resultaba que el PP ganaría tales elecciones. Como el PSOE domina muy bien la técnica de la agitación propagandística –antigua estrategia de política comunista conocida como agit-prop-, algunos sondeos ya dan un empate entre los dos principales contendientes. Como ya sabemos, a lo largo de la campaña los sondeos harán dientes de sierra, a imitación de la bolsa, al tiempo que el tono soez y agresivo de los mítines irá caldeándose, pensando en una parroquia borreguil, que no reflexiona y que simplemente se traga emocionalmente los sapos y culebras que vomitan los mitineros de turno.
La diputada Rodríguez Salmones no es la única que, que al parecer, se ha saltado las normas de prudencia del partido, perdiendo los nervios ante tantos “marrones” –para decirlo de un modo abreviado- que se le amontonan al PP –Camps, Gürtel, Yak 42, el video “canalla” de la campaña de las europeas-; pero sí es la que más ha llamado la atención. El video que recoge la manifestación de la diputada del PP es, en estos momentos, uno de los más visitados, junto al video “canalla”, en www.youtube.es: http://www.youtube.com/watch?v=pq3sy47thuA&feature=player_embedded.
Incluso Gracián, que tanto mérito puso en su famoso Oráculo Manual dedicado a la prudencia, advertía que su empleo también tiene un límite. “El valor del ánimo es superior al del cuerpo. Es como la espada: debe ir siempre envainada en su prudencia hasta la ocasión oportuna. Es la defensa de la persona. Más daña la flaqueza del ánimo que la del cuerpo. Muchos tuvieron cualidades eminentes, pero por faltarles este aliento, perecieron muertos y acabaron sepultados en su flojedad.”
Pero la cuestión que me parece más oportuna, y que motiva la elaboración de este post, es la de llamar la atención sobre un problema de fondo, de mucha más envergadura, en mi opinión, que afecta a la razón de ser y estar del PP, habitualmente reconocido, asumido, como representante de los intereses de toda la derecha social española, incluidos los liberales.
En circunstancias normales, y desde luego la que voy a comentar no lo es, no tendría sentido que ante los insultos que el PSOE de ZP arroja sobre la derecha –la mayor de las veces sin mencionar al PP, y aquí está la triquiñuela-, el PSOE pregunte una y otra vez después de cada andanada, ¿por qué se dan por aludidos los del PP? Pero si han dicho que no son de derechas. ¡Sí lo son, sí lo son, se apresuran los del PSOE a decir en cuanto los oyen balbucear alguna recriminación para que no sean malos chicos y los dejen en paz.
La verdad es que quienes hacen el gasto de defender al PP son algunos medios que se mueven, mayormente, por el espacio digital televisivo y periodístico. Son los que todavía asocian, con la mejor de las intenciones, el término derecha como sinónimo de PP. En sus tertulias se desesperan viendo como Rajoy no reacciona debidamente mientras ellos se baten el cobre. Creo que estos medios aludidos pierden el tiempo. En mi opinión deben centrarse en defender y divulgar los valores de la derecha liberal. Algunos, desesperados, buscan algún apoyo en el espectro de partidos políticos que contengan algunos de dichos valores de la derecha liberal, aunque resulten paradójicos en otros. Es por esto por lo que las relaciones con el UPyD de Rosa Díez se han intensificado últimamente. Será muy interesante comprobar cuántos votantes habituales del PP se desplazarán a UPyD, como vaticinan algunos.
Es de justicia señalar que dentro del PP hay una isla que se resiste con extraordinaria entereza, como es el caso de la Comunidad de Madrid. Es un bastión que se atreve a hacerle frente con gallardía, pero sin Gallardón, a la enorme presión a la que someten continuamente a su presidenta para exterminarla – ¡“colgada de una catenaria”!-. Toda la izquierda se siente activamente unida en esta importante misión de aniquilación, con especial colaboración de los Sindicatos, que no dejan de prestarle a ZP el cariño que este les pidió a cambio de abundante subvención. Veremos grandes manifestaciones políticas sindicales, en Madrid, solo en Madrid, y dedicadas a acabar con Esperanza Aguirre, sin que se aprecie especial apoyo que alivie la soledad a la que está sometida, incluso por sus correligionarios de partido. ¿Acaso son de “sensibilidades” diferentes?
Este absurdo del desdén comenzó el día que Rajoy dijo que él no era de derechas, a lo que ha arrimado el hombro, con gran entusiasmo, el alcalde Gallardón, que tantas atenciones y beneplácitos recibe de El País, tradicional órgano de comunicación de la izquierda que, últimamente, se ha visto reforzado -¿o sustituido?- por el periódico Público. Este gesto desconcertante no puede interpretarse de otra manera que como un sentimiento de vergüenza o de miedo, que a los que nos sentimos de derecha liberal nos deja helados, y nos recuerda aquella triste escena de Pedro negando a Cristo.
Los actuales directivos del PP que niegan su pertenencia a la derecha, nos aclaran que son de centro. Debo confesar que, por más esfuerzos que hago por intentar entender lo que ideológicamente significa centro, aparte de un concepto geométrico equidistante, han sido nulos; sólo alcanzo a ver un café descafeinado. Me parece una retórica oportunista, disimuladora, coloreada, por aquello de que, de esa manera, estando pegaditos a la izquierda, algo se pegará, y así quienes se han irrogado la potestad de conceder las bulas de lo que es democracia, dejarán de llamarles franquistas, fascistas, retrógrados y toda la retahíla conocida. Es, al parecer, la alargada sombra de Franco, al que Garzón, por fin, ha dado fe de su muerte. Ahora todas las “lanzadas a moro muerto”; cada vez están más cerca de alcanzar triunfo de la Guerra Civil y de rehabilitar a los abuelos. Espantajos históricos de lo contrafactual, que resulta divertida para los ensayos históricos, que la mayor de las veces no son más que “mierda antihistórica”.
El caso es que a pesar de ese nuevo posicionamiento de proximidad geométrica y equidistante, ni aún así sus cazadores aflojan la presión que ejercen en el “cordón sanitario” impuesto, con la comprometida colaboración del círculo cultural y artístico de la ceja ^^. Ya lo dijo Stalin, las ideas son más poderosas que las armas. Y así lo entendió el filósofo y teórico marxista italiano, Gramsci, cuando dijo: “La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados "orgánicos" infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”.
Frente a semejante facundia, a este PP no le gusta entrar en debates ideológicos; parece que le repelen. Tampoco he podido comprender el por qué de ese desdén. ¿Será porque se defienden tan mal que al final salen trasquilados de franquistas? Y también me pregunto, ¿es porque no se cultiva otra ideología que la del buen gestor, la del directivo eficaz, que está muy bien para la dirección de empresas?, ¿es por miedo a irritar a la fiera corrupia? Los hechos demuestran que la fiera no descansa. Al contrario, se crece y piensa que todo el monte es orégano. Y lo peor es que hasta es posible que, con esta actitud de mansedumbre mal entendida, piensen que la mente de los ciudadanos de derecha es inexpugnable y no habría que ejercer, incesablemente, una pedagogía actualizada a los nuevos tiempos que preserve las esencias de la derecha liberal.
Parece mentira que los acontecimientos que ha vivido el mundo, y especialmente Europa, en los últimos siglos, para ser exactos desde la Revolución Francesa, no sirva de aprendizaje para la derecha liberal para guiar las acciones del futuro. ¿O será que se creen de verdad que las ideologías han muerto y no se dan cuenta del amasijo que nos están metiendo? Sobre este panorama Glucksmann ya anunciaba el escenario: Occidente contra Occidente. La cultura occidental ha sido, hasta hace poco, el gran baluarte contra el que finalmente nada pudo “el muro”, el de Berlin. Pero, desgraciadamente, eso es historia pasada
Esta desconcertante actitud de desdén, naturalmente tiene consecuencias no deseadas, en la medida que da la impresión de que la izquierda, la enemiga declarada de la derecha, piense que “la plaza” renuncia a defenderse. Pero lo peor es que se piense que quien tiene confiada la misión de defenderla no parece demostrar mucho entusiasmo. Por ejemplo, toda la avalancha de medidas políticas que ZP y su equipo están imponiendo, y las que vienen, en su mayoría, están dirigidas a pescar en el río revuelto de la juventud, especialmente aquella que se sienta mimada y halagada, como si estuviera en un continuo botellón mayosiano del 68. La mente de la juventud es el objetivo propicio para ser moldeada con especial atención, y ahora de forma contundente desde la escuela estatal, con ese discutido manual propicio para hacer más ciudadanía gregaria y menos individuos ciudadanos.
Lo más inquietante es que parece que se proponen organizar toda nuestra vida pública y privada para que, desde arriba, desde el Estado, seamos buena “ciudadanía” según el modelo del zapaterismo. Se nos dice que los padres no deben “interferir” en las decisiones de sus hijos menores. Se nos dice cómo educarlos según el sexo: las niñas que jueguen al fútbol y los niños a la comba. El diputado socialista José Alberto Cabañes, ha presentado una propuesta, que será votada en la Comisión de Igualdad, en la que pide al Gobierno que elabore una guía para que los profesores de Educación Primaria puedan implantar juegos no sexistas en los colegios públicos y concertados. Piano piano va lontano, todo se andará si los ciudadanos no los paran en las urnas. Decía Tácito que mientras más indecoroso es un estado, más numerosas son las leyes.
Pero la gran sorpresa nos la acaba de dar el aparente desganado Rajoy que ahora raudo y veloz, le ha faltado tiempo de atacar, desde su mitin de hoy en Alicante, sin concretar nombres, a esos "torquemadas del siglo XXI, que los hay y muchos en la política y sus aledaños, se van a llevar un gran berrinche el 7 de junio porque vamos a ganar las elecciones". "Paco, estamos contigo, como siempre y la historia será feliz: y por eso, la inmensa mayoría de valencianos y españoles se llevaran una gran alegría en el 7-J, para disgustos de los inquisidores del siglo XXI que no tienen corazón, ni razón". En principio cabe pensar que se refiere a todos esos de dentro de su partido, en general pertenecientes al ala liberal, o aquellos otros que, desde diversos medios, digitales y no digitales, que unas veces le han venido haciendo el trabajo de defensa de la derecha liberal –supuestamente perteneciente al PP-, y otras reprochándole su falta de entusiasmo en responder a las ataques del zapaterismo.
Parece que Rajoy siente ultimamente una especial atracción por Valencia para hacer y deshacer cosas en el partido. Al oír las declaraciones de Rajoy sobre los torquemadas del siglo XXI, ahora en Alicante, es inevitable acordarse del sonado también Congreso del PP en Valencia, el pasado 20 de junio de 2008. Un mes y medio antes de dicho Congreso el ambiente del partido estaba bastante enrevesado: un día el plante de María San Gil, otro, la devolución del carné de Ortega Lara; unas declaraciones de Esperanza Aguirre por aquí, otras de su segundo; un posado de Juan Costa en las Ventas; otro, epistolar de Elorriaga en carta abierta. Se decía que la mayoría de los revoltosos eran del ala liberal -que casi siempre lo ha tenido difícil en la historia del partido-. Finalmente, el Rajoy prudente que reclama un nivel sosegado de respuestas, sorprendió a la parroquia, sacando la tarjeta roja, de modo que ninguno de los revoltosos salió bienhadado. Como en su día dijo Cristino Sinova, “tanto ruido para esto”. Los conspiradores quedaron como grandes maestros de amagar y no dar.
Ya sabemos que en estos tiempos de Internet, las noticas vuelan por web a la velocidad de la luz. A las 17:45, hora en la que acababa de navegar para actualizar mi información, en el buscador de Google ya aparecían 18.250 páginas que se hacían eco de la noticia ya conocida como de los “nuevos torquemadas del siglo XXI”. ¿Pero quiénes son esos torquemadas? Es posible que sean los que seguramente tu lector y yo pensamos. Pero no nos precipitemos. Es posible que mañana el número de páginas digitales se haya multiplicado por 5 o 10 o sabe Dios, aportando alguna aclaración sobre los destinatarios del ataque.
Ante esta nueva situación el titular de este post puede requerir un replanteamiento. Así, en vez de preguntarse si el PP debe responder al PSOE cuando increpa a la derecha –se entiende liberal-, las manifestaciones de hoy de Rajoy parecen insinuar la respuesta. Incluso surge una nueva pegunta añadida, ¿Por qué la política de nivel bajo, de prudencia parece haberse roto, entrando como un caballo loco en una cacharrería, hablando nada más y nada menos que de torquemadas? ¿Se darán por aludidos, en los próximos días, los torquemadas? Lo prudente ahora es no precipitarse y esperar a ver qué pasa.
A pesar de la noticia fresca más arriba comentada, sigo creyendo que es oportuno terminar este post como pensaba, buscando el apoyo de otro más sabio que yo para mejor expresar mi pensamiento. Se trata de Benavente, en cuya fuente de agua fresca he bebido en más de una ocasión. Vean hasta que punto su cita viene como anillo al dedo apropiado. “La indiferencia es el peor cómplice de la maldad. No es ser bueno que los malos prosperen. La bondad ha de ser perpetua guerra contra la maldad, para que la maldad no se enseñoree del mundo…El que pregunta a cada paso ¿qué puedo hacer, qué debo hacer?, nunca sabrá qué puede, y no hará lo que debe.”
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sábado, 16 de mayo de 2009
A la caza de noticias con chisporroteo (16-5-09)
1. Dictadura burocrática en la UE
2. Los fugaces planes de Zapatero, ofrecidos en el Debate del EN
3. Política de partidos, según Zapatero
4. La pitada en la final de la Copa del Rey en la Ciudad Condal…
1.- Dice Gingricht que la UE va a degenerar en una dictadura burocrática. En el periódico digital LD podemos leer hoy 16-5-09:
“Newt Gingrich es una de las figuras más importantes y reconocidas en los círculos políticos de Estados Unidos. Elegido al Congreso por vez primera en 1978, sirvió al Sexto Distrito de Georgia durante veintiún años. En 1994 y gracias al conocido "Contrato con América"…..“Hay un gran peligro de que la Unión Europea vaya a degenerar en una dictadura burocrática en la cual políticos elitistas y burócratas tomen las decisiones ignorando a la ciudadanía. Es vital que el Parlamento Europeo insista en tener un papel de supervisión más fuerte, más amplio y más relevante respecto a sus representantes elegidos con el fin de poder equilibrar el sistema a favor de los ciudadanos y no del lado de la burocracia.”
Evidentemente el tal Gingricth se ha quedado corto, padece miopía o sigue la política de la derecha española de mantener un perfil bajo en sus manifestaciones, para no irritar. Hace mucho tiempo que la mayoría de los ciudadanos de la UE opinan que Bruselas es un cementerio de elefantes, que barren par sí, de espaldas a los ciudadanos. Ahora que empieza la campaña de las elecciones europeas, veamos lo que nos proponen los mitineros de turno. Será muy interesante comprobar cuál será el nivel de participación de los ciudadanos –ojo, no digo ciudadanía-.
2.- Los fugaces planes de Zapatero "regalados" en el Debate del EN
En el editorial de ABC de 16-5-09: “En apenas tres días, la promesa de Zapatero ha menguado un 75 por ciento. Entretanto, numerosas operaciones de venta de vehículos cerradas antes del plan se han roto o aplazado a la espera de que el comprador sepa a qué atenerse y si va a recibir o no la cantidad ofrecida por el presidente.”
En Periodista Digital de Rojo de 16-5-09: ”A la hora de la verdad, cuando el PSOE ha tenido que plasmar el nuevo plan anti crisis presentado a bombo y platillo en el Debate del Estado de la Nación, las 15 promesas de Zapatero han quedado reducidas a humo y se han traducido en un conjunto de vaguedades, con muy poco parecido a la promesa inicial.”
Eso es lo que nos pareció a algunos, un minuto después de terminar la intervención de ZP: esto es aire –por aquello de la burbuja- y paja.
3.- La política de partidos según Zapatero. ABC en Las Palmas 16-5-09:
“El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó hoy que es "lamentable" que el PP "quiera hacer política de partido y abrir divisiones entre la gente" por la nueva Ley del Aborto.”
Es una gansada tontuna, típica ya de ZP. Si PP no hace “política de partido”, qué otra cosa debe hacer un partido, diríamos cualquiera de nosotros ingenuamente. Pero si hasta los Sindicatos vertipsoe hacen política de partido; y si no que se lo pregunten a la presidenta de la Comunidad de Madrid y a su Tele Madrid. ¿Y qué otra cosa que no sea política sectaria de partido hace ZP, como es natural? ¿Y qué otra cosa representa estar a favor o contra del aborto, sino política de izquierdas o derechas? Lo que realmente le quería reprochar ZP a Rajoy, que no da puntada sin hilo, es que es de derechas, cosa que, desde hace algún tiempo molesta a Rajoy, que ya dijo, en su día, que no es de derechas. Pero como ya vimos en el llamado Debate del EN, cuando ZP le reprocha a Rajoy que es de derechas, sabiendo como sabe que le molesta, este se hace el distraído, o le escurre o discurre. De cualquier modo, resulta increíble que todavía no se hayan enterado, los que piden un “pacto de estado de los dos grandes partidos”, que el odio absoluto que ZP le profesa a la derecha imposibilita tal cosa; es una quimera. Y a pesar de los reprocches de ZP por no "arrimar el hombro" -traducido sería dejar de hacer lo propio, oposición-, Rajoy debe tener cansada ya la mano de tenerla tendida.
Claro que se corre el riesgo de que le digan, como pudimos ver y oir, vale, diga vd. qué reformas laborales haría. La cosa no está clara, o resulta cómica. Mas ciudadanos y menos ciudadanía.
4.- La pitada en el final de la Copa del Rey en la Ciudad Condal. Ignacio Camacho en ABC del 16-5-09: Provocación Españolista.
Cuando creíamos que se había dicho todo lo que cabía decir sobre la polémica pitada al himno nacional de España en la final de la Copa del Rey, celebrada en la Ciudad Condal –naturalmente dicho así, tiene su cosa-, Ignacio Camacho viene y da la campanada. Esta sí que es una noticia con chisporroteo. Si creen los lectores de este modesto blog que han leído un buen artículo en el que la fina ironía alcanza niveles de obra de arte, es que no han leído la columna que les recomiendo.
Siempre que oigo la palabra ironía me acuerdo de un decir que solía emplear mi madre cuando se quería poner tal: “No es nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano.” Se dice que la ironía es una burla fina y disimulada, o sea que se da entender lo contrario de los que se pretende. Por ejemplo si nos dejamos llevar por el titular, Provocación españolista, podríamos pensar que Camacho está de acuerdo con las razones aducidas por los partidarios de la pitada. Y aún más. Si nos detenemos en el primer párrafo, de los tres con los que Camacho hace la cuadratura del círculo de su fina burla, todavía peor. Hay que leérselo entero, sin parar, para cogerle la gracia que nos hará que esbocemos una sonrisa, que no la carcajada, porque la cosa tiene su drama. Quizá por eso Benavente –dramaturgo español 1866-1954- dicen que dijo “la ironía es una tristeza que no puede llorar y sonreír.” Ya sé que puestos a traer citas al caso, se pueden decir perrerías de las ironías. Naturalmente de las mal hechas y peor traídas. Por eso lo del arte al que me refería. Oportuna ironía y con buenas maneras, para buen entendedor.
Cuando estaba intentado “pegar” unas líneas que sirvieran de botón de muestra del artículo en cuestión, me daba cuenta de que la cuadratura aludida está en que, o lo tomas todo y por su orden, o no lo coges. Lo dicho, no se lo pierdan. Basta con hacer clic aquí: http://www.abc.es/20090516/opinion-firmas/provocacion-espanolista-20090516.html
2. Los fugaces planes de Zapatero, ofrecidos en el Debate del EN
3. Política de partidos, según Zapatero
4. La pitada en la final de la Copa del Rey en la Ciudad Condal…
1.- Dice Gingricht que la UE va a degenerar en una dictadura burocrática. En el periódico digital LD podemos leer hoy 16-5-09:
“Newt Gingrich es una de las figuras más importantes y reconocidas en los círculos políticos de Estados Unidos. Elegido al Congreso por vez primera en 1978, sirvió al Sexto Distrito de Georgia durante veintiún años. En 1994 y gracias al conocido "Contrato con América"…..“Hay un gran peligro de que la Unión Europea vaya a degenerar en una dictadura burocrática en la cual políticos elitistas y burócratas tomen las decisiones ignorando a la ciudadanía. Es vital que el Parlamento Europeo insista en tener un papel de supervisión más fuerte, más amplio y más relevante respecto a sus representantes elegidos con el fin de poder equilibrar el sistema a favor de los ciudadanos y no del lado de la burocracia.”
Evidentemente el tal Gingricth se ha quedado corto, padece miopía o sigue la política de la derecha española de mantener un perfil bajo en sus manifestaciones, para no irritar. Hace mucho tiempo que la mayoría de los ciudadanos de la UE opinan que Bruselas es un cementerio de elefantes, que barren par sí, de espaldas a los ciudadanos. Ahora que empieza la campaña de las elecciones europeas, veamos lo que nos proponen los mitineros de turno. Será muy interesante comprobar cuál será el nivel de participación de los ciudadanos –ojo, no digo ciudadanía-.
2.- Los fugaces planes de Zapatero "regalados" en el Debate del EN
En el editorial de ABC de 16-5-09: “En apenas tres días, la promesa de Zapatero ha menguado un 75 por ciento. Entretanto, numerosas operaciones de venta de vehículos cerradas antes del plan se han roto o aplazado a la espera de que el comprador sepa a qué atenerse y si va a recibir o no la cantidad ofrecida por el presidente.”
En Periodista Digital de Rojo de 16-5-09: ”A la hora de la verdad, cuando el PSOE ha tenido que plasmar el nuevo plan anti crisis presentado a bombo y platillo en el Debate del Estado de la Nación, las 15 promesas de Zapatero han quedado reducidas a humo y se han traducido en un conjunto de vaguedades, con muy poco parecido a la promesa inicial.”
Eso es lo que nos pareció a algunos, un minuto después de terminar la intervención de ZP: esto es aire –por aquello de la burbuja- y paja.
3.- La política de partidos según Zapatero. ABC en Las Palmas 16-5-09:
“El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó hoy que es "lamentable" que el PP "quiera hacer política de partido y abrir divisiones entre la gente" por la nueva Ley del Aborto.”
Es una gansada tontuna, típica ya de ZP. Si PP no hace “política de partido”, qué otra cosa debe hacer un partido, diríamos cualquiera de nosotros ingenuamente. Pero si hasta los Sindicatos vertipsoe hacen política de partido; y si no que se lo pregunten a la presidenta de la Comunidad de Madrid y a su Tele Madrid. ¿Y qué otra cosa que no sea política sectaria de partido hace ZP, como es natural? ¿Y qué otra cosa representa estar a favor o contra del aborto, sino política de izquierdas o derechas? Lo que realmente le quería reprochar ZP a Rajoy, que no da puntada sin hilo, es que es de derechas, cosa que, desde hace algún tiempo molesta a Rajoy, que ya dijo, en su día, que no es de derechas. Pero como ya vimos en el llamado Debate del EN, cuando ZP le reprocha a Rajoy que es de derechas, sabiendo como sabe que le molesta, este se hace el distraído, o le escurre o discurre. De cualquier modo, resulta increíble que todavía no se hayan enterado, los que piden un “pacto de estado de los dos grandes partidos”, que el odio absoluto que ZP le profesa a la derecha imposibilita tal cosa; es una quimera. Y a pesar de los reprocches de ZP por no "arrimar el hombro" -traducido sería dejar de hacer lo propio, oposición-, Rajoy debe tener cansada ya la mano de tenerla tendida.
Claro que se corre el riesgo de que le digan, como pudimos ver y oir, vale, diga vd. qué reformas laborales haría. La cosa no está clara, o resulta cómica. Mas ciudadanos y menos ciudadanía.
4.- La pitada en el final de la Copa del Rey en la Ciudad Condal. Ignacio Camacho en ABC del 16-5-09: Provocación Españolista.
Cuando creíamos que se había dicho todo lo que cabía decir sobre la polémica pitada al himno nacional de España en la final de la Copa del Rey, celebrada en la Ciudad Condal –naturalmente dicho así, tiene su cosa-, Ignacio Camacho viene y da la campanada. Esta sí que es una noticia con chisporroteo. Si creen los lectores de este modesto blog que han leído un buen artículo en el que la fina ironía alcanza niveles de obra de arte, es que no han leído la columna que les recomiendo.
Siempre que oigo la palabra ironía me acuerdo de un decir que solía emplear mi madre cuando se quería poner tal: “No es nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano.” Se dice que la ironía es una burla fina y disimulada, o sea que se da entender lo contrario de los que se pretende. Por ejemplo si nos dejamos llevar por el titular, Provocación españolista, podríamos pensar que Camacho está de acuerdo con las razones aducidas por los partidarios de la pitada. Y aún más. Si nos detenemos en el primer párrafo, de los tres con los que Camacho hace la cuadratura del círculo de su fina burla, todavía peor. Hay que leérselo entero, sin parar, para cogerle la gracia que nos hará que esbocemos una sonrisa, que no la carcajada, porque la cosa tiene su drama. Quizá por eso Benavente –dramaturgo español 1866-1954- dicen que dijo “la ironía es una tristeza que no puede llorar y sonreír.” Ya sé que puestos a traer citas al caso, se pueden decir perrerías de las ironías. Naturalmente de las mal hechas y peor traídas. Por eso lo del arte al que me refería. Oportuna ironía y con buenas maneras, para buen entendedor.
Cuando estaba intentado “pegar” unas líneas que sirvieran de botón de muestra del artículo en cuestión, me daba cuenta de que la cuadratura aludida está en que, o lo tomas todo y por su orden, o no lo coges. Lo dicho, no se lo pierdan. Basta con hacer clic aquí: http://www.abc.es/20090516/opinion-firmas/provocacion-espanolista-20090516.html
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viernes, 11 de enero de 2008
Sarko y la cambiante conjura de los formadores de opinión
Resulta curiosa observar la reacción de ciertos periodistas -a los que se han añadido últimamente escritores y políticos, en pluriempleo de cuota/cuerda impuesta- en lo referente al fenómeno Sarko. Y cito a los periodistas y demás añadidos, porque la gente de la calle no va gritando lo que opina sobre el personaje en cuestión. Hay que reconocerlo, las cosas existen si aparecen en los medios tradicionales, especialmente en la TV. Otra cosa es, si uno se decide navegar por la Red para palpar el ambiente, lo que cada vez resulta de lo más variopinto, reconfortante y ventajoso desde el punto de vista informativo. Y a propósito de este ya cotidiano fenómeno, sobre las ventajas de la comunicación digital, uno se pregunta: ¿cuál será el destino de la prensa tradicional frente al nuevo periodismo –por llamarlo de alguna manera- sin periodistas profesionales? ¿Cómo me debo considerar, yo mismo, al “postar” este texto en mi blog?
Pero volviendo al observado fenómeno Sarko, que me ha llevado a la redacción de este texto, destinado a instalarlo en mi blog, el lance me ha llegado desde un soporte de papel: El Mundo del miércoles 9 de enero de 2008. Al finalizar el repaso habitual de este medio, me ha quedado la impresión de que los columnistas y demás invitados de turno, se habían conjurado para inquirir sobre la vida sentimental de Sarko. Mejor dicho, el fenómeno de la pareja Sarko/Bruni.
Si lo pienso con detenimiento observo que hemos pasado, bruscamente, de un periodo de sorpresa y admiración del triunfador de las pasadas elecciones francesas, a otro de reproches más bien puritanos. Recuerdo como El Mundo declaró a Sarko, no hace tanto, el hombre del año, lo que, francamente, me pareció atinado. Me complació porque Sarko representa un soplo de aire fresco –perdón por topicazo-, una esperanza de renovación para la adormilada Europa, que se ha empeñado en seguir mirándose el ombligo, cuando no se entretiene en llevarle la contraria a Bush –veremos que pasa después de las expectantes próximas elecciones, si la cosa se queda ahí o es más cuestión de “anti imperialismo” al uso.
Pero como no quiero desviarme de mi propósito de desvelar la conjura referida, no me voy a entretener, ahora, en relatar las interesantes y esperanzadoras propuestas políticas que en su día hizo Sarko, que fueron celebradas por la mayoría, entre los que me encontraba, destinadas, no sólo a reflotar a la deprimida Francia, sino de esperable sano efecto para el resto de Europa.
A lo que iba. Como creo que hacemos todos, voy pasando cada página indagando aquellos titulares que me llamen la atención y especialmente las columnas de aquellos autores que habitualmente no me suelen defraudar. Así, en la segunda página, me detengo en la columna de Arcadi Espada que presenta un titular curioso: Nata montada. ¿Intrascendente? Pues no. Arcadi es un fino observador que suele acertar en sus diagnósticos. El columnista describe el caso de cómo, en una determinada ocasión, la prensa había presentado tres noticias relacionadas con el terrorismo, ante lo que concluye: “de las tras noticias relacionadas con el terrorismo la única que describía un acto terrorista era la más insignificante”. Ahora queda claro lo de la “nata montada”. Dice Arcadi: “lo más importante del periodismo no son las noticias que da sino como las monta. Nata montada, el oficio”. Es la triste realidad. Con toda modestia animo, desde este humilde blog, a que Arcadi Espada siga con su campaña de abrirnos los ojos para percibir los vicios aceptados fríamente por todos del periodismo y así impulsar su deseada regeneración.
Sigo escudriñando y, en la misma página en la que estaba, me encuentro la sección de David Torres, “A diestra y siniestra”, en la que habitualmente nos ofrece cosas interesantes. Pero en esta ocasión Torres se debió encontrar, digamos, aburrido, y no se le ocurre otra cosa que caer en la trampa de apuntarse en la lista de los defraudados por el nuevo “frívolo y exhibicionista” Sarko. Torres pone las cartas boca arriba desde su titular: Sarkozy en su salsa (rosa). ¿Pero cómo es posible que un periodista de esta categoría se ponga las gafas del filtro rosa tonto y no capte el meollo del personaje? Estimado David, se trata del presidente de Francia, un político. En fin, allá él. Como mi propósito no es repetir los irónicos reprochazos tontunos –para eso he citado el medio en el que aparece y su fecha-, sigo con mi propósito de desentrañar la conjura.
En la página 4, donde suelen situar la Tribuna Libre de los invitados distinguidos del día, me encuentro el siguiente titular en francés: “Je t’aime”, firmado por Javier Gómez de Liaño, que como casi todos sabemos es magistrado excedente. Hay un segundo titular que me da la pista sobre por donde va ir la cosa: “Nicolás Sarkozy ha sabido romper las esclavitudes de los demás para conquistar su propia libertad amorosa”. ¡Ostras! ¿Pero qué está pasando hoy en este periódico? Otra vez Sarko, pero no para ilustrarnos sobre las virtudes o los errores del político, sino más sobre los amoríos con la preciosa modelo. Caramba, nadie niega que merece un homenaje y que está de envidia.
Cada vez resulta más intrigante la presunta conjura informativa sobre el frívolo Sarko. Ciertamente, estamos ante un ilustrativo caso de Nata montada de Arcadi. Increíble. Menos mal que Liaño entretiene con estilo exquisito sobre las virtudes del sexo, el amor, el amor, el sexo. Y así, entre las incontestables virtudes del sexo/amor, descubro una referencia interesante relacionada con una carta que García Márquez le envió a sus amigos: “A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, ¡sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse!”. No está mal. Al menos es consolador ver como Liaño le alaba el gusto a Sarko. Aunque no entiendo la insinuación de viejo. Si mal no recuerdo Sarko tiene sólo 54 años. ¡Cuando pienso en mi edad me desmorono!
Como la sección de Tribuna Libre suele ocupar dos páginas, resulta inevitable que me tope con la columna de David Gestau titulada Las visitadoras. Ya no hay duda: la conjura está fraguada. No necesito leer el subtítulo para percibir que seguimos montando la nata. ¡Bendito Arcadi! Dice el subtítulo: “La paz mundial depende de que la CÍA –en absoluto se refiere a la TIA- se anime a crear cuanto antes una unidad de Visitadoras –la inspiración de Vargas Llosa- reclutadas entre los personajes fashion de la moda”. La verdad es que no me ha sorprendido el abordaje de Gestau –su sección se titula Al Abordaje-. Gestau es un cachondo simpático que dice las cosas con soltura. No hay más que oírlo en la peña vespertina de Alsina en Onda Cero, para darse cuenta que le gusta conducir suelto de manos. Unas veces da, otras no, pero cae bien. En esta ocasión, por lo que se ve, ha tocado la vena cachonda. Precisamente David Gestau –de educación francesa-, si la memoria no me engaña, fue uno de los que empezaron entusiasmado con Sarko y ha terminado ayudando a montar la nata de Arcadi. Jaja. Con perdón. Cosas del periodismo de estos tiempos.
Sigo pasando páginas, bastantes, y pienso que ya está bien, por hoy, de Sarko. Pero no, allá en la página 26, descubro con sorpresa una sección para la ocasión titulada: La nueva Francia / Las promesas para 2008. Bravo por El Mundo y su corresponsal en París, Rubén Amón. El titular, con letras grandes –perdón por dejar ver mi ignorancia de la jerga periodística-: “Sarko retoma las riendas”. Ahí queda eso. Lo de “retoma” está muy bien. Las manos de Sarko han pasado de mimar la cintura de su amada Carla –con todo respeto para la futura primera dama de Francia- a tomar las riendas de la eterna Francia.
Pero volviendo al observado fenómeno Sarko, que me ha llevado a la redacción de este texto, destinado a instalarlo en mi blog, el lance me ha llegado desde un soporte de papel: El Mundo del miércoles 9 de enero de 2008. Al finalizar el repaso habitual de este medio, me ha quedado la impresión de que los columnistas y demás invitados de turno, se habían conjurado para inquirir sobre la vida sentimental de Sarko. Mejor dicho, el fenómeno de la pareja Sarko/Bruni.
Si lo pienso con detenimiento observo que hemos pasado, bruscamente, de un periodo de sorpresa y admiración del triunfador de las pasadas elecciones francesas, a otro de reproches más bien puritanos. Recuerdo como El Mundo declaró a Sarko, no hace tanto, el hombre del año, lo que, francamente, me pareció atinado. Me complació porque Sarko representa un soplo de aire fresco –perdón por topicazo-, una esperanza de renovación para la adormilada Europa, que se ha empeñado en seguir mirándose el ombligo, cuando no se entretiene en llevarle la contraria a Bush –veremos que pasa después de las expectantes próximas elecciones, si la cosa se queda ahí o es más cuestión de “anti imperialismo” al uso.
Pero como no quiero desviarme de mi propósito de desvelar la conjura referida, no me voy a entretener, ahora, en relatar las interesantes y esperanzadoras propuestas políticas que en su día hizo Sarko, que fueron celebradas por la mayoría, entre los que me encontraba, destinadas, no sólo a reflotar a la deprimida Francia, sino de esperable sano efecto para el resto de Europa.
A lo que iba. Como creo que hacemos todos, voy pasando cada página indagando aquellos titulares que me llamen la atención y especialmente las columnas de aquellos autores que habitualmente no me suelen defraudar. Así, en la segunda página, me detengo en la columna de Arcadi Espada que presenta un titular curioso: Nata montada. ¿Intrascendente? Pues no. Arcadi es un fino observador que suele acertar en sus diagnósticos. El columnista describe el caso de cómo, en una determinada ocasión, la prensa había presentado tres noticias relacionadas con el terrorismo, ante lo que concluye: “de las tras noticias relacionadas con el terrorismo la única que describía un acto terrorista era la más insignificante”. Ahora queda claro lo de la “nata montada”. Dice Arcadi: “lo más importante del periodismo no son las noticias que da sino como las monta. Nata montada, el oficio”. Es la triste realidad. Con toda modestia animo, desde este humilde blog, a que Arcadi Espada siga con su campaña de abrirnos los ojos para percibir los vicios aceptados fríamente por todos del periodismo y así impulsar su deseada regeneración.
Sigo escudriñando y, en la misma página en la que estaba, me encuentro la sección de David Torres, “A diestra y siniestra”, en la que habitualmente nos ofrece cosas interesantes. Pero en esta ocasión Torres se debió encontrar, digamos, aburrido, y no se le ocurre otra cosa que caer en la trampa de apuntarse en la lista de los defraudados por el nuevo “frívolo y exhibicionista” Sarko. Torres pone las cartas boca arriba desde su titular: Sarkozy en su salsa (rosa). ¿Pero cómo es posible que un periodista de esta categoría se ponga las gafas del filtro rosa tonto y no capte el meollo del personaje? Estimado David, se trata del presidente de Francia, un político. En fin, allá él. Como mi propósito no es repetir los irónicos reprochazos tontunos –para eso he citado el medio en el que aparece y su fecha-, sigo con mi propósito de desentrañar la conjura.
En la página 4, donde suelen situar la Tribuna Libre de los invitados distinguidos del día, me encuentro el siguiente titular en francés: “Je t’aime”, firmado por Javier Gómez de Liaño, que como casi todos sabemos es magistrado excedente. Hay un segundo titular que me da la pista sobre por donde va ir la cosa: “Nicolás Sarkozy ha sabido romper las esclavitudes de los demás para conquistar su propia libertad amorosa”. ¡Ostras! ¿Pero qué está pasando hoy en este periódico? Otra vez Sarko, pero no para ilustrarnos sobre las virtudes o los errores del político, sino más sobre los amoríos con la preciosa modelo. Caramba, nadie niega que merece un homenaje y que está de envidia.
Cada vez resulta más intrigante la presunta conjura informativa sobre el frívolo Sarko. Ciertamente, estamos ante un ilustrativo caso de Nata montada de Arcadi. Increíble. Menos mal que Liaño entretiene con estilo exquisito sobre las virtudes del sexo, el amor, el amor, el sexo. Y así, entre las incontestables virtudes del sexo/amor, descubro una referencia interesante relacionada con una carta que García Márquez le envió a sus amigos: “A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, ¡sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse!”. No está mal. Al menos es consolador ver como Liaño le alaba el gusto a Sarko. Aunque no entiendo la insinuación de viejo. Si mal no recuerdo Sarko tiene sólo 54 años. ¡Cuando pienso en mi edad me desmorono!
Como la sección de Tribuna Libre suele ocupar dos páginas, resulta inevitable que me tope con la columna de David Gestau titulada Las visitadoras. Ya no hay duda: la conjura está fraguada. No necesito leer el subtítulo para percibir que seguimos montando la nata. ¡Bendito Arcadi! Dice el subtítulo: “La paz mundial depende de que la CÍA –en absoluto se refiere a la TIA- se anime a crear cuanto antes una unidad de Visitadoras –la inspiración de Vargas Llosa- reclutadas entre los personajes fashion de la moda”. La verdad es que no me ha sorprendido el abordaje de Gestau –su sección se titula Al Abordaje-. Gestau es un cachondo simpático que dice las cosas con soltura. No hay más que oírlo en la peña vespertina de Alsina en Onda Cero, para darse cuenta que le gusta conducir suelto de manos. Unas veces da, otras no, pero cae bien. En esta ocasión, por lo que se ve, ha tocado la vena cachonda. Precisamente David Gestau –de educación francesa-, si la memoria no me engaña, fue uno de los que empezaron entusiasmado con Sarko y ha terminado ayudando a montar la nata de Arcadi. Jaja. Con perdón. Cosas del periodismo de estos tiempos.
Sigo pasando páginas, bastantes, y pienso que ya está bien, por hoy, de Sarko. Pero no, allá en la página 26, descubro con sorpresa una sección para la ocasión titulada: La nueva Francia / Las promesas para 2008. Bravo por El Mundo y su corresponsal en París, Rubén Amón. El titular, con letras grandes –perdón por dejar ver mi ignorancia de la jerga periodística-: “Sarko retoma las riendas”. Ahí queda eso. Lo de “retoma” está muy bien. Las manos de Sarko han pasado de mimar la cintura de su amada Carla –con todo respeto para la futura primera dama de Francia- a tomar las riendas de la eterna Francia.
En mi opinión, el corresponsal Amón ha hecho un excelente trabajo. En el subtítulo se puede leer: “El presidente francés finiquita las 35 horas, evade las cuestiones sobre el poder adquisitivo y anuncia una revolución de la televisión”. Debajo aparece una expresiva fotografía de Sarko enfrentándose a las enjundiosas preguntas politico-económicas de los periodistas. También hubo algunas sobre el tema rosa, las menos, pues los/las interpelantes corrían el riesgo de que el presidente los/las dejará plantadas como pasó en USA con la entrevistadora de la CBS. Más abajo, un utilísimo recuadro con un resumen de los “puntos clave de su política exterior”: diplomacia de reconciliación, la defensa de la lengua, derecho a la energía en los países árabes, ampliar el Consejo de Seguridad de la ONU –ojo, incluir a Alemania, Japón, Brasil, la India y, ahí va, Sudáfrica-. Ojalá lo consiga, sería el camino para que la ONU deje de ser una inutilidad.
No quiero dejar de citar también la políticas de Sarko para el interior, orientadas a crear una nueva Francia -quién las cogiera por aquí-: solucionar la crisis del hogar de bolsillos vacíos, la televisión pública sin publicidad, utilizar a los Nobel Stiglitz y Amartya Sen para establecer nuevos parámetros de medición del progreso –no para propaganda de imagen-, fuera las 35 horas –hay que trabajar más-, fuera el sanedrín del G8 –si acaso ampliarlo con la India, China, Rusia y Brasil, México y Sudáfrica. Y para colmo, un concepto interesante, nada fantasmal, de civilización. Dice Sarko: “hay que cambiar las formas de trabajar, de producir, de aprender y hasta de vivir. Porque ése es el proyecto de la civilización”. Estas son las vitaminas que la UE necesita urgentemente para fortalecer nuestra valiosa y universal civilización. Sí, en nuestro mundo total, globalizado con ayuda de las tecnologías -Internet, miles satélites, los teléfonos móviles, la TV digital, etc., sólo hay una civilización. Lo otro son culturas de nuestro tiempo, otras de la edad media pero mortalmente amenazadas por las anteriores tecnologías citadas, pero tambien hay culturaletas y ciertas OSG -o asea, organizaciones si gubernamentales. ¿Hay quien dé más?
Y me pregunto con asombro: ¿como es posible que ciertos analistas políticos profesionales, sean periodistas o escritores reconvertidos no quieran ver la entidad del mensaje de Sarko y estén a la caza de las minucias rosas? Resulta sorprendente que quienes presumen de liberados y liberales se conviertan en estrechos puritanos de moral de bragueta. Clinton siempre me pareció un presidente intrascendente, un convidado de piedra, inmóvil ante los problemas que le tocó lidiar y que se los dejó en herencia al odiado Bush –amigo de Aznar, jaja- . Y no lo digo por lo de la mamada. Enjuicio al político.
Algunas posturas son un caso clínico. Voy a referirme a uno –naturalmente no voy a dar nombres, es lo de menos- bastante representativo del fenómeno encanto/desencanto hispano de Sarko. Una tertuliana, joven, guapa, no periodista, o sea, escritora reconvertida, representativa de la nueva hola invasora en el mundo total del periodismo, que siempre ha exhibido la imagen de mujer liberada, moderna, de nuestro tiempo, etc., etc. Pues bien, en la tertulia de turno, en la que salió el caso Sarko –que junto con el de los obispos, eran los temas estrella de ese día-, manifestó, más o menos, que no soportaba el exhibicionismo de Sarko con la modelo; que su comportamiento era impropio de un presidente; que le resultaba frívolo e indigno. Cuando uno de los de la peña le recordó a la escritora tertuliana los cínicos casos ocultos de Mitterand el polígamo, que ocultó a su hija hasta después de muerto, o de Chirac, etc., se revolvió con rabia y manifestó que prefería ese modelo cínico de los presidentes citados, al de Sarko. Punto. O sea, juicio sumarísimo de condena por el pecado imperdonable de la bella Carla. O sea, mantenella e non enmendalla. Es lo que hay.
Que cosas pasan. Da que pensar, y me pregunto: ¿acaso han hecho mal Sarko y su amada Bruni en anunciar, a pecho descubierto, que se han comprometido a no mentir? Me imagino la cara de asombro que habrán puesto la mayoría de los políticos de profesión del mundo total al oír semejante provocación.
No quiero dejar de citar también la políticas de Sarko para el interior, orientadas a crear una nueva Francia -quién las cogiera por aquí-: solucionar la crisis del hogar de bolsillos vacíos, la televisión pública sin publicidad, utilizar a los Nobel Stiglitz y Amartya Sen para establecer nuevos parámetros de medición del progreso –no para propaganda de imagen-, fuera las 35 horas –hay que trabajar más-, fuera el sanedrín del G8 –si acaso ampliarlo con la India, China, Rusia y Brasil, México y Sudáfrica. Y para colmo, un concepto interesante, nada fantasmal, de civilización. Dice Sarko: “hay que cambiar las formas de trabajar, de producir, de aprender y hasta de vivir. Porque ése es el proyecto de la civilización”. Estas son las vitaminas que la UE necesita urgentemente para fortalecer nuestra valiosa y universal civilización. Sí, en nuestro mundo total, globalizado con ayuda de las tecnologías -Internet, miles satélites, los teléfonos móviles, la TV digital, etc., sólo hay una civilización. Lo otro son culturas de nuestro tiempo, otras de la edad media pero mortalmente amenazadas por las anteriores tecnologías citadas, pero tambien hay culturaletas y ciertas OSG -o asea, organizaciones si gubernamentales. ¿Hay quien dé más?
Y me pregunto con asombro: ¿como es posible que ciertos analistas políticos profesionales, sean periodistas o escritores reconvertidos no quieran ver la entidad del mensaje de Sarko y estén a la caza de las minucias rosas? Resulta sorprendente que quienes presumen de liberados y liberales se conviertan en estrechos puritanos de moral de bragueta. Clinton siempre me pareció un presidente intrascendente, un convidado de piedra, inmóvil ante los problemas que le tocó lidiar y que se los dejó en herencia al odiado Bush –amigo de Aznar, jaja- . Y no lo digo por lo de la mamada. Enjuicio al político.
Algunas posturas son un caso clínico. Voy a referirme a uno –naturalmente no voy a dar nombres, es lo de menos- bastante representativo del fenómeno encanto/desencanto hispano de Sarko. Una tertuliana, joven, guapa, no periodista, o sea, escritora reconvertida, representativa de la nueva hola invasora en el mundo total del periodismo, que siempre ha exhibido la imagen de mujer liberada, moderna, de nuestro tiempo, etc., etc. Pues bien, en la tertulia de turno, en la que salió el caso Sarko –que junto con el de los obispos, eran los temas estrella de ese día-, manifestó, más o menos, que no soportaba el exhibicionismo de Sarko con la modelo; que su comportamiento era impropio de un presidente; que le resultaba frívolo e indigno. Cuando uno de los de la peña le recordó a la escritora tertuliana los cínicos casos ocultos de Mitterand el polígamo, que ocultó a su hija hasta después de muerto, o de Chirac, etc., se revolvió con rabia y manifestó que prefería ese modelo cínico de los presidentes citados, al de Sarko. Punto. O sea, juicio sumarísimo de condena por el pecado imperdonable de la bella Carla. O sea, mantenella e non enmendalla. Es lo que hay.
Que cosas pasan. Da que pensar, y me pregunto: ¿acaso han hecho mal Sarko y su amada Bruni en anunciar, a pecho descubierto, que se han comprometido a no mentir? Me imagino la cara de asombro que habrán puesto la mayoría de los políticos de profesión del mundo total al oír semejante provocación.
sábado, 21 de julio de 2007
Frases que hacen pensar: "La mentira es una virtud política"

Raúl del Pozo (RdP) se solaza en una columna de “puesto fijo” en el periódico El Mundo –también podríamos llamar de contrato indefinido- con un título bien conferido: Vicios de la Corte. O sea, hacer ecografías –las radiografías ya están técnicamente superadas- de los males que aquejan, no fácilmente apreciables, a las señorías que se mueven por esa supuesta Corte que es Madrid, y que el talento indiscutible de RdP retrata con originalidad. En general, es muy raro encontrar a RdP sin inspiración o que recurra simplemente a describirnos “como pasa el rato PepeCarapato” –en memoria del periodista Pepe Alcaide del Diario Córdoba-. Todas sus columnas suelan tener gran repercusión, y es bien sabido que presidentes, jefes de estado, ministros, lideres de la oposición –en singular, sólo funciona una- están pendientes, cada día, del qué dirá esta especie de fuente nutricia para afanosos de opiniones sin brújula. En el fondo le temen –lógicamente-, lo que infunde un gran respeto y trato deferente allá por donde vaya. No es posible ignorarlo. Su arena de lidia suele ser el Congreso de los Diputados. Además cumple muy bien la consigna de su director, PJR, de que El Mundo sea un buen ejemplo de periódico abierto a todas las sensibilidades, mediante un hábil juego de desplazamientos de un lado a otro de la convencional línea fronteriza de las geométricas ideologías. Es una cómoda frontera coladero, inventada por unos astutos ideólogos de humo de paga. Ese centro que, ideológicamente, nadie ha sido razonablemente capaz de definir, representa lo políticamente correcto. Pues como digo, RdP, pasa cómodamente de un lado a otro y nunca se queda formalmente atrapado en una de las canchas. Ese pasaporte-bula se lo gana, por derecho, gracias a su ingenioso dominio de la palabra. Ah, y cuando llega el caso, afirma que él es un hombre de izquierdas, naturalmente. Aunque luego, cuando llega la hora, reparta leña a los suyos.
Pues bien, el pasado sábado día 14 de julio, nuestro admirado politólogo, nos ofreció una contundente lección sobre la importancia de la mentira en política –La engañifa, como él la llama-. En esta ocasión situó el púlpito en el centro mismo de la raya mágica, desde donde impartió golpes categóricos a diestra y siniestra. Lo atractivo de su columna estaba en la abundante dosis de franqueza que puso en juego para hablar de la mentira. “Es difícil llegar a ser líder político en España sin saber mentir”. No cabe más claridad. Sin duda, eso es lo que hay en el cuadrilátero del combate de la acción política española. “Los socialistas y populares se acusan mutuamente de pucheladores en los tratos con los vascos”. “No hay más que verles los caretos en el telediario.” RdP le recuerda a Aznar que Ortega ha dejado escrito que “el imperio de la política es el imperio de la mentira.” Unos y otros, como en el juego de volleyball, se echan en cara sus mentiras desde cada lado de la frontera cedazo. El Aznar mentiroso de Atocha, se la devuelve enumerando las mentiras y ocultaciones de Zapatero en las negociaciones con ETA. “Ha habido que engañar tanto y a tantos que al final se han engañado a sí mismos.” Pero de inmediato RdP le da una buena palmadita correctora a Aznar: “Mentir no es de caballeros; la verdadera aristocracia no consiste en batirse, sino en no mentir; los políticos, señor Aznar, no tienen nada que ver con los aristócratas; es muy difícil gobernar sin camelar. Un buen político no tiene por qué ser un caballero, dado que la mentira es una virtud en política.” En ocasiones RdP pega sin piedad incluso a esos que llaman ciudadanía: “la muchedumbre siempre dispuesta a creer cualquier necedad, sobre todo la mayor de todas, la más celebrada: el pueblo es sabio y la verdad acaba siempre imponiéndose”.Jaja. No se puede negar que en esta lección el maestro ha estado sembrado.
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domingo, 8 de julio de 2007
Micorreo: La segunda legislatura con la Campana de Huesca

Amigo, le veo impresionado con el personal de repuesto de lo que usted llama Segunda legislatura. Dadas las características de ZP, lo de menos son las cualidades del ministro/a de turno; al fin y al cabo son meras peonzas del presidente más presidencialista que hemos conocido. Creo que somos muchos a los que nos ha llevado su tiempo reconocer el verdadero perfil del cándidamente llamado, Bambi. Uno de los columnistas políticos que mejor ha ido identificando los rasgos del personaje ha sido Raúl del Pozo. Columna a columna ha ido componiendo el retrato de lo que, en un principio parecía un dialogante franciscano hasta convertirse en un rompecabezas. No es que RdP afirme que ha descubierto todos los recovecos; precisamente ahora ya sabe, sin titubeo, que ZP es inescrutable e impredecible. Entro unos y otros se esta consiguiendo reconocer lo que se podría llamar ya el "sistema Zapatero". Cuenta RdP que fue Javier Valenzuela el primero en describirlo, de manera muy peculiar: "no adopta la forma de pirámide jerarquizada. No usa ni los sermones, ni las imprecaciones para hacer putadas; no deja de sonreír" -no sabría decir si esto el fruto del propio RdP o tomado de JV-. Más adelante RdP completa la descripción del citado peculiar sistema, pero ahora con texto entrecomillado: "Dibujado sería como un mapa del cielo con galaxias que orbitan en torno a un único astro central, lo que les da distintos puntos de intercesión". Un tanto alambicado pero interesante.
En la columna de hoy de RdP, "El móvil de ZP" (El Mundo 7-7-07), figuran otras cosas interesantes que merecen que se les preste atención. Para RdP esta crisis de Gobierno es una "degollación" como todas las degollaciones, claro; desde Ramiro el de la Campana de Huesca hasta Azaña, Franco, González, Aznar. Es la fosca habilidad del inescrutable e impredecible que se fue cargando antes a Maragall, Bono, Ibarra, Vázquez, así conocidos. Las víctimas desconocidas que faltan, irán saliendo. Dice RdP -"en cristiano"- que ZP tiene: "capacidad para las astucias, habilidades y emboscadas". Y a diferencia de otros, ni siquiera utiliza motoristas; le basta con unos "golpes de teléfono [móvil]".
Según RdP, una vez que ZP dejó al PP "desarmado, inconexo y descalabrado, para romper la murmuración del adelanto electoral, decidió tomar la iniciativa". Y añade más pinceladas sobre el inquietante cuadro del PP: "Mientras los dirigentes del PP viven un momento confuso y unos le echan la culpa del fracaso de Mariano Rajoy en el Debate sobre el estado de la Nación a Arriola, otros al entorno mediático y algunos a la falta de preparación". Esto se parece a lo que le decía en mi burlón e imaginario Informe confidencial anaranjado #1: "Además, se ha podido comprobar que han caído en la trampa de culpar de esta situación, no a su consabida finura frente al oponente, sino a la presión del terrorífico Federico Jiménez los Santos, burladero oportuno de los fracasos ajenos, para algunos. Diríamos que han bebido de la peligrosa droga del autoengaño exculpatorio."
Y al hilo de lo que se argumenta sobre MR, Lucía Méndez dice hoy en su columna El subsecretario (El Mundo 7-7-07): "Hacer política y oposición como si Zapatero no fuera el presidente sino un subsecretario es un error porque parte de una base falsa".
Amigo, por lo que se ve, somos muchos los que miramos la escena a través del mismo cristal tintado de oscuridad. Saludos cordiales.
En la columna de hoy de RdP, "El móvil de ZP" (El Mundo 7-7-07), figuran otras cosas interesantes que merecen que se les preste atención. Para RdP esta crisis de Gobierno es una "degollación" como todas las degollaciones, claro; desde Ramiro el de la Campana de Huesca hasta Azaña, Franco, González, Aznar. Es la fosca habilidad del inescrutable e impredecible que se fue cargando antes a Maragall, Bono, Ibarra, Vázquez, así conocidos. Las víctimas desconocidas que faltan, irán saliendo. Dice RdP -"en cristiano"- que ZP tiene: "capacidad para las astucias, habilidades y emboscadas". Y a diferencia de otros, ni siquiera utiliza motoristas; le basta con unos "golpes de teléfono [móvil]".
Según RdP, una vez que ZP dejó al PP "desarmado, inconexo y descalabrado, para romper la murmuración del adelanto electoral, decidió tomar la iniciativa". Y añade más pinceladas sobre el inquietante cuadro del PP: "Mientras los dirigentes del PP viven un momento confuso y unos le echan la culpa del fracaso de Mariano Rajoy en el Debate sobre el estado de la Nación a Arriola, otros al entorno mediático y algunos a la falta de preparación". Esto se parece a lo que le decía en mi burlón e imaginario Informe confidencial anaranjado #1: "Además, se ha podido comprobar que han caído en la trampa de culpar de esta situación, no a su consabida finura frente al oponente, sino a la presión del terrorífico Federico Jiménez los Santos, burladero oportuno de los fracasos ajenos, para algunos. Diríamos que han bebido de la peligrosa droga del autoengaño exculpatorio."
Y al hilo de lo que se argumenta sobre MR, Lucía Méndez dice hoy en su columna El subsecretario (El Mundo 7-7-07): "Hacer política y oposición como si Zapatero no fuera el presidente sino un subsecretario es un error porque parte de una base falsa".
Amigo, por lo que se ve, somos muchos los que miramos la escena a través del mismo cristal tintado de oscuridad. Saludos cordiales.
domingo, 1 de julio de 2007
Rato y la rebelión en la granja plurinacional (de patologías del poder)

La llegada de Rato ha provocado todo tipo de reacciones, tanto de parte de los que están en el poder plural “consensuado”, como de los que están en la oposición única. También a periodistas, columnistas, tertulianos de la cuerda social nacionalista, como la derecha extrema o la extrema derecha, sin olvidar a los de la cuerda centrista –qu’est-ce que c’est que ça?- que tienen la ventaja de pasar sin problemas, en unos segundos, de territorio comanche a territorio federal.
Así, para Lucía Méndez, en El Mundo (30-6-07), España entera se ha quedado pasmada. Amén de que exista una “crisis existencial” en el seno del partido al que pertenece Rato, de la que Méndez no parece muy convencida, ya que piensa que también puede que sea por otras causas distintas. Pero, en fin, pasmaditos los dos, Rato y Rajoy, de ver tanto revuelo. Además, Lucía es una incrédula, entre otros, respecto a los argumentos que los medios han puesto en boca de Rato, como motivo de su vuelta. Nadie “está dispuesto a creérselo”. Méndez no se puede imaginar que Rato haya venido para llevar a sus hijos a patinar a El Retiro y cosas de ese tipo; “el mundo no funciona con esas reglas”, remata la columnista. Seguramente tiene razón Méndez cuando dice que Rato se habrá dado cuenta de que el país, su partido, Madrid y sus túneles, son distintos de los que dejó cuando se marchó. Aunque yo me imagino, en cambio, a Rato continuamente en contacto con su Madrid, aprovechando todos los medios de los que hoy nos podemos valer, y no estaría nada sorprendido, ni pasmado con lo que está viendo. Muchos otros seguro que sí se han quedado “Pasmados”, además de la propia Lucía. Pero lo mejor de Méndez es la seguridad con la que afirma que “a Rato no le queda más remedio que colaborar con Rajoy”. Y sigue más adelante, “Es completamente inimaginable que Rodrigo Rato quiera crear problemas al líder del PP, por lo que tendrá que ir con pies de plomo en sus intervenciones”. Caramba, que imaginación imaginando. A veces los periodistas tienen una forma muy sutil de darle consejitos/resoluciones a los políticos importantes: nada de crear problemas al jefe, y a sus órdenes. En fin, son formas de imaginar las cosas.
Raúl del Pozo, que también dedica su columna de El Mundo (30-6-07) a la portentosa vuelta de Rato, ve las cosas a través del sagaz cristal de la estrategia. Habla de objetivos, de estrategas, generales, piedras angulares y cosas así. Aunque también recurre al lenguaje futbolístico o náutico. Raúl no es que no se crea los motivos que cuentan de la vuelta de Rato, es que “casi nadie conoce el objetivo de Rato”. Efectivamente, ningún general, que se precie, va contando por ahí sus planes, renunciando entupidamente al poderoso efecto del factor sorpresa.
Es muy interesante lo que del Pozo nos cuenta sobre a lo que no viene Rato: a vengarse de Aznar, ni a esperar que la derrota de Rajoy lo sitúe en posición de delfín “indiscutible”, ni a desquitarse de no sé que cosas. Y afirma: “asistiremos a un thriller, a una escabechina goda. Más bien Rajoy necesita de Rato para dar más complejidad a su proyecto, para hacer un guiño a los nacionalistas catalanes, para recordar a los ciudadanos el triunfo económico de Aznar, pero sin aznarismo”.
Pero lo más interesantes, en mi opinión, es la reflexión que hace del Pozo en el supuesto de que el PP pierda nuevamente las elecciones: “estallaría una nueva vía y habría que buscar al líder del 2012 en la cantera”. Esto contrasta con lo que algunos afirman que hay que seguir “con lo que hay” y no cambiar de caballo a mitad de la carrera. Esta postura refleja el tradicional miedo al cambio, por aquello del peligro de lo desconocido. Pero también convine recordar lo que los antiguos estrategas chinos decían: efectivamente, el cambio anuncia peligro, pero también significa oportunidad escondida. El eterno juego de amenazas y oportunidades. Y ya que hablamos de estrategia, recordamos que el factor tiempo es el más valioso de los recursos de que pueda disponer un estratega: en el momento adecuado, en el lugar adecuado. Después las fuerzas. En resumen, creo que, en el momento oportuno –con frecuencia es único-, se puede “abrir” otra carrera con caballos y jinetes de refresco. Como decía Gracián: “el tesón debe estar en la voluntad [de ganar] y no en la opinión”.
Como se ha dicho, Raúl recurre también al lenguaje náutico, con enigmáticas intenciones: “Hay muchos banquillos en [la calle] Génova, pero sabido es que cuando hay muchos timoneles el barco naufraga”. ¿Quiere esto decir que Rato viene a hacerse con el timón de la nave zigzagueante? Raúl del Pozo termina su columna apostando por que las elecciones serán en marzo, y que en esa oportunidad “Rato podría ser uno de los tenores”. En fin, todo parece un tanto caliginoso, aunque especialmente incitante.
Los caballos son símbolos proféticos. Son usados figurativamente por Zacarías y también en la Apocalipsis. La identidad del jinete del caballo blanco siempre ha sido objeto de controversia. Para algunos representa a las huestes santas y su jinete está representando a la totalidad de los ejércitos celestiales que se oponen a la corrupta tierra. Pero sin entrar en complejas controversias, lo que es evidente es que el caballo blanco siempre ha sido símbolo de realeza y poder triunfador. Curiosamente, Napoleón siempre montó un caballo blanco. La mayoría de los reyes y guerreros poderosos los pintaban montando un caballo blanco. Ciertamente esa parece la intención de Ignacio Camacho al titular su columna del pasado sábado en ABC “Caballo blanco”, que se inicia con esta frase: “Si no se enreda en su contrastada habilidad para convertir las virtudes en contrariedades y hacer de la oportunidades amenazas, el PP tiene en el regreso de Rodrigo Rato una extraordinaria posibilidad de reforzar su oferta electoral”.
Esta es la opinión, un tanto gafe, que del PP tiene Camacho y que el caballo blanco puede cambiar, dadas las capacidades mágicas que le reconoce: “simplemente con que se limitara a dejarse ver, hacer el “lobby”. Si es así que el caballo blanco tienes esos poderes, sería un despilfarro, conformarse con que simplemente se deje ver. Sinceramente, no creo que Rato haya venido, al margen de los motivos publicados que casi nadie cree, para dejarse “enganchar” por Rajoy por una pasión que le envenena la sangre. Como ya se ha dicho, Rato es demasiado inteligente para dejarse engañar, otra vez, con lo del delfinato de segundones en Madrid, presidencias del Congreso, o esperar a que el PP pierda las elecciones para entonces ofrecerle el regalo envenenado de que lidere un partido, ya gravemente dañado. Ah, y que de camino sirva para arreglar rotos y descosidos como el de “la estéril puja Gallardón-Aguirre”. No creo que sea necesario señalar quien es el causante de esa estéril puja. En lenguaje futbolero, Aguirre es una galáctica que sería de gran valor en la operación cambio, antes de que termine la carrera.
Es posible que muchos de dentro -y de fuera- del PP se consideren chamuscados por letal llamarada del 11-M. Ese es su terrible complejo. Pues, precisamente, creo que el caballero blanco vale para cambiar “la llamarada letal del 11-M” en argumento dialéctico ofensivo.
Francamente, sería un grave error utilizar al caballo blanco, la gran esperanza, como gran fontanero que, servilmente, tiene que arreglar todas las chapuzas que le mande el señorito Rajoy, a cambio de regalitos como los que se mencionan. Rato representa una macrofuerza conductora resultante de muchas voluntades que aspiran a un cambio de rumbo, lo antes posible, procedentes no sólo del interior de España, sino también del ámbito internacional. O sea, no se trata de un refuerzo para el PP actual, si no de una fuerza aglutinadora, que hasta ahora ha estado ausente del juego de influencias del partido.
Si no se gana ahora la carrera, y se deja a la esperanza blanca como reserva para un después perdedor, tendremos un ZP 4 años más, controlando todas las palancas del poder, usándolas en la forma y manera que hemos visto ya. Y muy pronto veríamos como el caballo blanco se convertiría en caballo negro. Y aún le sobraría tiempo para acabar de convertir la España de la Transición que conocíamos, en una II República bis.
Así, para Lucía Méndez, en El Mundo (30-6-07), España entera se ha quedado pasmada. Amén de que exista una “crisis existencial” en el seno del partido al que pertenece Rato, de la que Méndez no parece muy convencida, ya que piensa que también puede que sea por otras causas distintas. Pero, en fin, pasmaditos los dos, Rato y Rajoy, de ver tanto revuelo. Además, Lucía es una incrédula, entre otros, respecto a los argumentos que los medios han puesto en boca de Rato, como motivo de su vuelta. Nadie “está dispuesto a creérselo”. Méndez no se puede imaginar que Rato haya venido para llevar a sus hijos a patinar a El Retiro y cosas de ese tipo; “el mundo no funciona con esas reglas”, remata la columnista. Seguramente tiene razón Méndez cuando dice que Rato se habrá dado cuenta de que el país, su partido, Madrid y sus túneles, son distintos de los que dejó cuando se marchó. Aunque yo me imagino, en cambio, a Rato continuamente en contacto con su Madrid, aprovechando todos los medios de los que hoy nos podemos valer, y no estaría nada sorprendido, ni pasmado con lo que está viendo. Muchos otros seguro que sí se han quedado “Pasmados”, además de la propia Lucía. Pero lo mejor de Méndez es la seguridad con la que afirma que “a Rato no le queda más remedio que colaborar con Rajoy”. Y sigue más adelante, “Es completamente inimaginable que Rodrigo Rato quiera crear problemas al líder del PP, por lo que tendrá que ir con pies de plomo en sus intervenciones”. Caramba, que imaginación imaginando. A veces los periodistas tienen una forma muy sutil de darle consejitos/resoluciones a los políticos importantes: nada de crear problemas al jefe, y a sus órdenes. En fin, son formas de imaginar las cosas.
Raúl del Pozo, que también dedica su columna de El Mundo (30-6-07) a la portentosa vuelta de Rato, ve las cosas a través del sagaz cristal de la estrategia. Habla de objetivos, de estrategas, generales, piedras angulares y cosas así. Aunque también recurre al lenguaje futbolístico o náutico. Raúl no es que no se crea los motivos que cuentan de la vuelta de Rato, es que “casi nadie conoce el objetivo de Rato”. Efectivamente, ningún general, que se precie, va contando por ahí sus planes, renunciando entupidamente al poderoso efecto del factor sorpresa.
Es muy interesante lo que del Pozo nos cuenta sobre a lo que no viene Rato: a vengarse de Aznar, ni a esperar que la derrota de Rajoy lo sitúe en posición de delfín “indiscutible”, ni a desquitarse de no sé que cosas. Y afirma: “asistiremos a un thriller, a una escabechina goda. Más bien Rajoy necesita de Rato para dar más complejidad a su proyecto, para hacer un guiño a los nacionalistas catalanes, para recordar a los ciudadanos el triunfo económico de Aznar, pero sin aznarismo”.
Pero lo más interesantes, en mi opinión, es la reflexión que hace del Pozo en el supuesto de que el PP pierda nuevamente las elecciones: “estallaría una nueva vía y habría que buscar al líder del 2012 en la cantera”. Esto contrasta con lo que algunos afirman que hay que seguir “con lo que hay” y no cambiar de caballo a mitad de la carrera. Esta postura refleja el tradicional miedo al cambio, por aquello del peligro de lo desconocido. Pero también convine recordar lo que los antiguos estrategas chinos decían: efectivamente, el cambio anuncia peligro, pero también significa oportunidad escondida. El eterno juego de amenazas y oportunidades. Y ya que hablamos de estrategia, recordamos que el factor tiempo es el más valioso de los recursos de que pueda disponer un estratega: en el momento adecuado, en el lugar adecuado. Después las fuerzas. En resumen, creo que, en el momento oportuno –con frecuencia es único-, se puede “abrir” otra carrera con caballos y jinetes de refresco. Como decía Gracián: “el tesón debe estar en la voluntad [de ganar] y no en la opinión”.
Como se ha dicho, Raúl recurre también al lenguaje náutico, con enigmáticas intenciones: “Hay muchos banquillos en [la calle] Génova, pero sabido es que cuando hay muchos timoneles el barco naufraga”. ¿Quiere esto decir que Rato viene a hacerse con el timón de la nave zigzagueante? Raúl del Pozo termina su columna apostando por que las elecciones serán en marzo, y que en esa oportunidad “Rato podría ser uno de los tenores”. En fin, todo parece un tanto caliginoso, aunque especialmente incitante.
Los caballos son símbolos proféticos. Son usados figurativamente por Zacarías y también en la Apocalipsis. La identidad del jinete del caballo blanco siempre ha sido objeto de controversia. Para algunos representa a las huestes santas y su jinete está representando a la totalidad de los ejércitos celestiales que se oponen a la corrupta tierra. Pero sin entrar en complejas controversias, lo que es evidente es que el caballo blanco siempre ha sido símbolo de realeza y poder triunfador. Curiosamente, Napoleón siempre montó un caballo blanco. La mayoría de los reyes y guerreros poderosos los pintaban montando un caballo blanco. Ciertamente esa parece la intención de Ignacio Camacho al titular su columna del pasado sábado en ABC “Caballo blanco”, que se inicia con esta frase: “Si no se enreda en su contrastada habilidad para convertir las virtudes en contrariedades y hacer de la oportunidades amenazas, el PP tiene en el regreso de Rodrigo Rato una extraordinaria posibilidad de reforzar su oferta electoral”.
Esta es la opinión, un tanto gafe, que del PP tiene Camacho y que el caballo blanco puede cambiar, dadas las capacidades mágicas que le reconoce: “simplemente con que se limitara a dejarse ver, hacer el “lobby”. Si es así que el caballo blanco tienes esos poderes, sería un despilfarro, conformarse con que simplemente se deje ver. Sinceramente, no creo que Rato haya venido, al margen de los motivos publicados que casi nadie cree, para dejarse “enganchar” por Rajoy por una pasión que le envenena la sangre. Como ya se ha dicho, Rato es demasiado inteligente para dejarse engañar, otra vez, con lo del delfinato de segundones en Madrid, presidencias del Congreso, o esperar a que el PP pierda las elecciones para entonces ofrecerle el regalo envenenado de que lidere un partido, ya gravemente dañado. Ah, y que de camino sirva para arreglar rotos y descosidos como el de “la estéril puja Gallardón-Aguirre”. No creo que sea necesario señalar quien es el causante de esa estéril puja. En lenguaje futbolero, Aguirre es una galáctica que sería de gran valor en la operación cambio, antes de que termine la carrera.
Es posible que muchos de dentro -y de fuera- del PP se consideren chamuscados por letal llamarada del 11-M. Ese es su terrible complejo. Pues, precisamente, creo que el caballero blanco vale para cambiar “la llamarada letal del 11-M” en argumento dialéctico ofensivo.
Francamente, sería un grave error utilizar al caballo blanco, la gran esperanza, como gran fontanero que, servilmente, tiene que arreglar todas las chapuzas que le mande el señorito Rajoy, a cambio de regalitos como los que se mencionan. Rato representa una macrofuerza conductora resultante de muchas voluntades que aspiran a un cambio de rumbo, lo antes posible, procedentes no sólo del interior de España, sino también del ámbito internacional. O sea, no se trata de un refuerzo para el PP actual, si no de una fuerza aglutinadora, que hasta ahora ha estado ausente del juego de influencias del partido.
Si no se gana ahora la carrera, y se deja a la esperanza blanca como reserva para un después perdedor, tendremos un ZP 4 años más, controlando todas las palancas del poder, usándolas en la forma y manera que hemos visto ya. Y muy pronto veríamos como el caballo blanco se convertiría en caballo negro. Y aún le sobraría tiempo para acabar de convertir la España de la Transición que conocíamos, en una II República bis.
domingo, 22 de abril de 2007
Micorreo: El sobrevenido Estado Federal, 30 balas incrustadas en las paredes

Estimada amiga:
Tu breve y lacónica respuesta me ha dejado intrigado por saber, con qué argumentos de los expuestos en mi anterior mensaje sobre las autonomías, ahora te han llevado a interpretar por que “no me gusta” la palabra consenso -objeto de un viejo debate entre tú y yo-. No es que no me guste per se, si no que cada palabra es para lo que es. Como decía Lewis Carroll: no hay mayor despotismo, pretendidamente ilustrado, que el que se ejerce sobre el significado de las palabras, atribuyéndoles otros caprichosos. Sobre la palabra consenso el DRAE dice que es el “acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo.” Estoy de acuerdo contigo; no sólo es bueno reflexionar sobre las peticiones o argumentos de los demás, sino que es imprescindible para el normal desenvolvimiento de nuestra vida cotidiana. Lo contrario sería un mundo esquizofrénico, como el que, con frecuencia, tenemos. Por naturaleza, doy por sentado que la avenencia, o rechazo, por parte de un grupo sobre un acuerdo entre todos, habría estado precedida de un diálogo entre los individuos o grupos, afectados. Si no fuera así ya no sería consenso, sería otra cosa. Como ya te manifestaba en mi debatido mensaje relativo al consenso, su apelación abusiva, en realidad, es una mera estrategia tramposa, usada por los que menos poder tienen. En ocasiones, no es más que una puñalada trapera a la democracia.
Permíteme una apostilla a mi anterior artículo sobre las autonomías. El meollo de mi argumento estaba en que se está produciendo una utilización intencionadamente socarrona –no creo que sea fruto de la ignorancia de tan eminentes actores- sobre el concepto de federación. Me explico. Los nacionalistas vascos y catalanes se suicidarían en sus pretensiones independentistas, si aceptaran una constitución verdaderamente federal dentro de la España unitaria actual. No me imagino que cualquiera de los estados de la Unión Americana, por ejemplo California, le diera a Washington D.F. los desplantes del tipo de los que aquí se gastan los gallitos nacionalistas respecto a Madrid Gobierno. Recordemos que, en el marco de la constitución federal de 1788, los norteamericanos tuvieron su Guerra de Secesión (1861-1865). La ganó el norte, Lincoln. Con ello, entre otras cosas sabidas, se consolidó el poder federal centrípeto y equilibrador, frente al poder centrífugo de los estados secesionistas. O sea, se evitó la regresión a la situación de Estados Confederados que existía en 1776, como pretendían los sureños.
El hecho histórico recordado más arriba nos ilustra, también, sobre las consecuencias que tendría, entre otras no menos previsibles, el que las autonomías gobernadas por nacionalistas separatistas se declararan independientes en el marco de la España seudo federal –por lo de asimétrica- que realmente constituye el llamado Estado de las Autonomías. Realmente sería una regresión histórica a un estado confederal, como podría ser la situación existente en la Península de los reinos cristianos, cuando los Reyes Católicos culminaron la reconquista. O para ser más precisos, jurídicamente hablando, a la situación anterior a la constitución de las Cortes de Cádiz de 1812, o sea una España medieval. Además, no es difícil imaginarse el efecto dominó que esto tendría, en los actuales Estados-Nación europeos. O sea, el fin de lo que entendemos, ahora, por Occidente, geopolíticamente hablando.
Si como afirmó Cicerón, la Historia es, no solo aviso del presente, sino también advertencia del porvenir, quizá nos resulte útil repasar la experiencia histórica de nuestra Primera República, acaecida después de la abdicación de Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873.
Sin llegar a cumplir un año de vida, la I República Española pasó por tres fases sucesivas: comenzó como unitaria, pasó a remedo de federal y terminó como una extraña cosa que, algunos, calificaron como conservadora. Extraña situación que fue “liquidada” por el general Pavía el 2 de enero de 1874, acontecimiento extraordinario sobre el que me referiré más adelante.
Estanislao Figueras, su primer presidente, llegó apoyado por los republicanos radicales y progresistas. En cuanto éstos se pelearon hubo que convocar cortes constituyentes que, inmediatamente, proclamaron una República Federal. Figueras gobernó sólo 41 días.
Al segundo presidente, PI y Margall, además de lloverle las reivindicaciones sociales, se encontró con que todo el mundo creía que lo de República Federal era una invitación a declararse cantón independiente. Como carecía de carácter para tomar decisiones, la cosa degeneró en remedo confederal que terminó en caos. El segundo presidente abandonó el poder un 18 de julio, o sea que gobernó 85 días.
Nicolás Salmerón, el tercer presidente, que llegó también con el propósito de poner orden, tampoco fue capaz de ejecutar las decisiones que dictaban los tribunales. Gobernó durante 50 días.
Por último llegó Emilio Castelar, el seductor y gran orador, que hizo todo lo posible por consolidar la República. Puso un poco de orden, incluso acabó con el cantonalismo, aunque tuvo que gobernar con las Cortes cerradas, pero que, en cuanto las abrió, se formó tal follón que ocurrió lo anunciado más arriba sobre el general Pavía. Este cuarto presidente marcó todo un record, gobernó 118 días. Una curiosidad sobre el origen de los presidentes de la Primera República: dos fueron catalanes y los otros dos andaluces. Ya te habrás percatado, querida amiga, que Andalucía es también tierra de afanosos protagonistas generales en nuestra historia reciente.
Sobre el prometido comentario sobre el general Pavía, hay que decir que su nombre completo era Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque, nacido en Cádiz en 1827. Ya en 1866 participó en la fracasada sublevación de Prim en Villarejo, -uno de los generales, en este caso catalán, más activo actor de acontecimientos críticos de nuestro siglo IXX-, lo que le obligó a exiliarse y volver, dos años después, tras el triunfo de la revolución de 1868. Siendo Pavía claramente contrario al separatismo, al implantarse la I República le nombraron general jefe de la zona norte donde combatió a los carlistas en Navarra y en Andalucía reprimió el cantonalismo. Siendo Capitán General de Madrid, terminó por dar un golpe de estado el 3 de enero de 1874, irrumpiendo en las cortes de forma violenta, precisamente en el momento que se procedía a nombrar sustituto de Castelar, que acababa de perder la votación, con lo que dio por liquidada nuestra primera experiencia republicana española, justo antes de que se llegara a nombrar un quinto presidente. Se podría decir que más que un golpe de estado, Pavía le dio el golpe de gracia a la I República española.
Resulta ilustrativo y apasionante leer el teatral trozo final del diario de sesiones del aquel 3 de enero de 1874, a propósito de la acción tajante del general gaditano en las Cortes:
“El señor Castelar: Señor presidente, ya estoy en mi puesto y nadie me arrancará de él. Yo declaro que me quedo aquí y que aquí moriré.Un señor diputado: ¡Ya entra la fuerza en el salón!(Penetra en el salón tropa armada.)Varios señores diputados: ¡Soldados! ¡Viva la República Federal! ¡Viva la Asamblea Soberana!(Otros señores diputados apostrofan a los soldados, que se repliegan a la galería, y allí se oyen algunos disparos [dicen las crónicas de la época que más de 30 balas quedaron incrustadas en las paredes], quedando terminada la sesión en el acto.)Eran las siete y media de la mañana.”
Hasta aquí el relato del Diario de Sesiones, salvo los textos de los corchetes por mí añadidos. Amiga, seguro que te ha recordado la invasión el 23 de febrero de 1981 del teniente coronel Tejero, pistola en mano, acompañado de 200 guardias civiles, que a ambos nos tocó vivir.
Frente a la falta de sensatez y sentido común de los actores de este drama, no faltan, ni entonces ni ahora, las grandes palabras. Aquel mismo día, por la tarde, el locuaz Castelar declaró en los periódicos: “De la demagogia me separa mi conciencia; de la situación que acaban de levantar las bayonetas, mi conciencia y mi honra.”
Como se puede comprobar, la vida política de España está plagada de generales insurgentes. Su protagonismo no era nuevo entonces, ni tampoco lo ha sido después. Sí fue innovadora la forma de imponer un nuevo orden político, teóricamente republicano, bajo las ordenes del general Serrano, también gaditano, hasta que, otro general, Martínez Campos –para variar, don Arsenio era segoviano- dio, el 29 de diciembre, un “pronunciamiento” –figura típica del repertorio de formas de gobierno hispanas- a favor de Alfonso XII, dando así lugar el comienzo de otra etapa de la historia de esta sufrida España, conocida como La Restauración
Estimada amiga, resulta sorprendente, por no decir patética, la semejanza de cuadros y situaciones que se repiten a través del tiempo y que incluso a algunos nos ha tocado revivirlas. Seguramente esto te recordará, como a mí, la repetida frase del filósofo y poeta madrileño de nacimiento, aunque educado en Estados Unidos, George Santayana: “Aquellos que rehúsan aprender de la historia están condenados a repetirla.”
Hasta la próxima.
.
Tu breve y lacónica respuesta me ha dejado intrigado por saber, con qué argumentos de los expuestos en mi anterior mensaje sobre las autonomías, ahora te han llevado a interpretar por que “no me gusta” la palabra consenso -objeto de un viejo debate entre tú y yo-. No es que no me guste per se, si no que cada palabra es para lo que es. Como decía Lewis Carroll: no hay mayor despotismo, pretendidamente ilustrado, que el que se ejerce sobre el significado de las palabras, atribuyéndoles otros caprichosos. Sobre la palabra consenso el DRAE dice que es el “acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo.” Estoy de acuerdo contigo; no sólo es bueno reflexionar sobre las peticiones o argumentos de los demás, sino que es imprescindible para el normal desenvolvimiento de nuestra vida cotidiana. Lo contrario sería un mundo esquizofrénico, como el que, con frecuencia, tenemos. Por naturaleza, doy por sentado que la avenencia, o rechazo, por parte de un grupo sobre un acuerdo entre todos, habría estado precedida de un diálogo entre los individuos o grupos, afectados. Si no fuera así ya no sería consenso, sería otra cosa. Como ya te manifestaba en mi debatido mensaje relativo al consenso, su apelación abusiva, en realidad, es una mera estrategia tramposa, usada por los que menos poder tienen. En ocasiones, no es más que una puñalada trapera a la democracia.
Permíteme una apostilla a mi anterior artículo sobre las autonomías. El meollo de mi argumento estaba en que se está produciendo una utilización intencionadamente socarrona –no creo que sea fruto de la ignorancia de tan eminentes actores- sobre el concepto de federación. Me explico. Los nacionalistas vascos y catalanes se suicidarían en sus pretensiones independentistas, si aceptaran una constitución verdaderamente federal dentro de la España unitaria actual. No me imagino que cualquiera de los estados de la Unión Americana, por ejemplo California, le diera a Washington D.F. los desplantes del tipo de los que aquí se gastan los gallitos nacionalistas respecto a Madrid Gobierno. Recordemos que, en el marco de la constitución federal de 1788, los norteamericanos tuvieron su Guerra de Secesión (1861-1865). La ganó el norte, Lincoln. Con ello, entre otras cosas sabidas, se consolidó el poder federal centrípeto y equilibrador, frente al poder centrífugo de los estados secesionistas. O sea, se evitó la regresión a la situación de Estados Confederados que existía en 1776, como pretendían los sureños.
El hecho histórico recordado más arriba nos ilustra, también, sobre las consecuencias que tendría, entre otras no menos previsibles, el que las autonomías gobernadas por nacionalistas separatistas se declararan independientes en el marco de la España seudo federal –por lo de asimétrica- que realmente constituye el llamado Estado de las Autonomías. Realmente sería una regresión histórica a un estado confederal, como podría ser la situación existente en la Península de los reinos cristianos, cuando los Reyes Católicos culminaron la reconquista. O para ser más precisos, jurídicamente hablando, a la situación anterior a la constitución de las Cortes de Cádiz de 1812, o sea una España medieval. Además, no es difícil imaginarse el efecto dominó que esto tendría, en los actuales Estados-Nación europeos. O sea, el fin de lo que entendemos, ahora, por Occidente, geopolíticamente hablando.
Si como afirmó Cicerón, la Historia es, no solo aviso del presente, sino también advertencia del porvenir, quizá nos resulte útil repasar la experiencia histórica de nuestra Primera República, acaecida después de la abdicación de Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873.
Sin llegar a cumplir un año de vida, la I República Española pasó por tres fases sucesivas: comenzó como unitaria, pasó a remedo de federal y terminó como una extraña cosa que, algunos, calificaron como conservadora. Extraña situación que fue “liquidada” por el general Pavía el 2 de enero de 1874, acontecimiento extraordinario sobre el que me referiré más adelante.
Estanislao Figueras, su primer presidente, llegó apoyado por los republicanos radicales y progresistas. En cuanto éstos se pelearon hubo que convocar cortes constituyentes que, inmediatamente, proclamaron una República Federal. Figueras gobernó sólo 41 días.
Al segundo presidente, PI y Margall, además de lloverle las reivindicaciones sociales, se encontró con que todo el mundo creía que lo de República Federal era una invitación a declararse cantón independiente. Como carecía de carácter para tomar decisiones, la cosa degeneró en remedo confederal que terminó en caos. El segundo presidente abandonó el poder un 18 de julio, o sea que gobernó 85 días.
Nicolás Salmerón, el tercer presidente, que llegó también con el propósito de poner orden, tampoco fue capaz de ejecutar las decisiones que dictaban los tribunales. Gobernó durante 50 días.
Por último llegó Emilio Castelar, el seductor y gran orador, que hizo todo lo posible por consolidar la República. Puso un poco de orden, incluso acabó con el cantonalismo, aunque tuvo que gobernar con las Cortes cerradas, pero que, en cuanto las abrió, se formó tal follón que ocurrió lo anunciado más arriba sobre el general Pavía. Este cuarto presidente marcó todo un record, gobernó 118 días. Una curiosidad sobre el origen de los presidentes de la Primera República: dos fueron catalanes y los otros dos andaluces. Ya te habrás percatado, querida amiga, que Andalucía es también tierra de afanosos protagonistas generales en nuestra historia reciente.
Sobre el prometido comentario sobre el general Pavía, hay que decir que su nombre completo era Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque, nacido en Cádiz en 1827. Ya en 1866 participó en la fracasada sublevación de Prim en Villarejo, -uno de los generales, en este caso catalán, más activo actor de acontecimientos críticos de nuestro siglo IXX-, lo que le obligó a exiliarse y volver, dos años después, tras el triunfo de la revolución de 1868. Siendo Pavía claramente contrario al separatismo, al implantarse la I República le nombraron general jefe de la zona norte donde combatió a los carlistas en Navarra y en Andalucía reprimió el cantonalismo. Siendo Capitán General de Madrid, terminó por dar un golpe de estado el 3 de enero de 1874, irrumpiendo en las cortes de forma violenta, precisamente en el momento que se procedía a nombrar sustituto de Castelar, que acababa de perder la votación, con lo que dio por liquidada nuestra primera experiencia republicana española, justo antes de que se llegara a nombrar un quinto presidente. Se podría decir que más que un golpe de estado, Pavía le dio el golpe de gracia a la I República española.
Resulta ilustrativo y apasionante leer el teatral trozo final del diario de sesiones del aquel 3 de enero de 1874, a propósito de la acción tajante del general gaditano en las Cortes:
“El señor Castelar: Señor presidente, ya estoy en mi puesto y nadie me arrancará de él. Yo declaro que me quedo aquí y que aquí moriré.Un señor diputado: ¡Ya entra la fuerza en el salón!(Penetra en el salón tropa armada.)Varios señores diputados: ¡Soldados! ¡Viva la República Federal! ¡Viva la Asamblea Soberana!(Otros señores diputados apostrofan a los soldados, que se repliegan a la galería, y allí se oyen algunos disparos [dicen las crónicas de la época que más de 30 balas quedaron incrustadas en las paredes], quedando terminada la sesión en el acto.)Eran las siete y media de la mañana.”
Hasta aquí el relato del Diario de Sesiones, salvo los textos de los corchetes por mí añadidos. Amiga, seguro que te ha recordado la invasión el 23 de febrero de 1981 del teniente coronel Tejero, pistola en mano, acompañado de 200 guardias civiles, que a ambos nos tocó vivir.
Frente a la falta de sensatez y sentido común de los actores de este drama, no faltan, ni entonces ni ahora, las grandes palabras. Aquel mismo día, por la tarde, el locuaz Castelar declaró en los periódicos: “De la demagogia me separa mi conciencia; de la situación que acaban de levantar las bayonetas, mi conciencia y mi honra.”
Como se puede comprobar, la vida política de España está plagada de generales insurgentes. Su protagonismo no era nuevo entonces, ni tampoco lo ha sido después. Sí fue innovadora la forma de imponer un nuevo orden político, teóricamente republicano, bajo las ordenes del general Serrano, también gaditano, hasta que, otro general, Martínez Campos –para variar, don Arsenio era segoviano- dio, el 29 de diciembre, un “pronunciamiento” –figura típica del repertorio de formas de gobierno hispanas- a favor de Alfonso XII, dando así lugar el comienzo de otra etapa de la historia de esta sufrida España, conocida como La Restauración
Estimada amiga, resulta sorprendente, por no decir patética, la semejanza de cuadros y situaciones que se repiten a través del tiempo y que incluso a algunos nos ha tocado revivirlas. Seguramente esto te recordará, como a mí, la repetida frase del filósofo y poeta madrileño de nacimiento, aunque educado en Estados Unidos, George Santayana: “Aquellos que rehúsan aprender de la historia están condenados a repetirla.”
Hasta la próxima.
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domingo, 8 de abril de 2007
Consensos: como fabricar otras mayorías artificiales
Como es sabido, nuestro sistema electoral quiere evitar el bipartidismo que generan las mayorías absolutas, que están, aparentemente, demonizadas, favoreciendo, por tanto, la existencia de las llamadas minorías, que están consagradas. Sin embargo, este sistema tiene el inconveniente de que incita al chalaneo político, en la medida que, con mucha frecuencia, en determinados ayuntamientos, comunidades, no gobierna el grupo más votado, sino incluso, como es fácilmente comprobable, el menos votado, gracias a los acuerdos por "consenso" entre minorías de ideologías heterogéneas o incluso contradictorias. Resulta paradójico que se consideren negativas las mayorías generadas directamente por las urnas, en torno a un mensaje determinado, pera luego, mediante un pacto "consensuado", se le da una larga cambiada a la voluntad de los ciudadanos, y se fabrica otra mayoría absoluta artificial. Estas situaciones se justifican por los políticos con frases recónditas: "se ha descifrado la voluntad de los ciudadanos". La maravilla dialéctica del lenguaje político. Creo que no hace falta que cite ejemplos. Al final, las protegidas minorías, se "consensúan" -mejor dicho se coligan-- con el mejor postor, independientemente de la ideología, convirtiéndose en apéndices instrumentales de efectivas mayorías. No podemos confundirnos; una cosa es proteger los derechos de las minorías y otra incitarlas a convertirse en aparatos de negocio político para el poder.
Ante estas situaciones, hay que caer en la cuenta de que la cuestión no es si el consenso es más deseable o tiene un valor moral superior en todos los casos. Lo verdaderamente importante es reparar si las maneras utilizadas para alcanzarlo van en contra de los procedimientos, originando una perversión de la esencia de la democracia, como lo es que, mediante alambicados vericuetos, se termine aplicando el programa menos votado por los ciudadanos. Ante la frustración que produce encontrase frente hechos consumados de este tipo, uno se pregunta: ¿de qué me ha servido llevar a cabo el esfuerzo de enterarme de los programas de los partidos contendientes como paso responsable para intervenir en el ritual de las urnas, paradigma de la democracia? En consonancia con todo lo anterior y bajo la coacción sicológica de lo políticamente correcto, está consagrado que el que gobierne debe consensuar todas y cada una de sus decisiones, so pena de ser acusado de prepotente y de aplicar el rodillo. A pesar de que han sido los ciudadanos lo que le han otorgado el poder necesario.
Si tenemos en cuenta la definición del DRAE citada al comienzo, estaremos de acuerdo que, con frecuencia, esos "consensos" alcanzados para desbancar al más votado se han hecho en contra de uno -tampoco hace falta citarlo-. Por tanto, ya no se trata de un acuerdo de todos, rasgo distintivo del consenso. A este tipo de acuerdos podríamos llamarlo coalición, alianza, liga, pacto, etc. Por tanto, la aplicación del término consenso, en muchas ocasiones, no corresponde a los hechos con los que se le quiere identificar.
Es el disenso el que permite crear teoría crítica, necesaria para la filosofía y las ciencias sociales. Los expertos dicen que la mediocridad de estas ciencias en nuestros días, es debida a la incapacidad de pensar críticamente. Esta es la razón por la que es dominante el clima de que estar fuera del consenso es poco menos que antidemocrático. Una especie de trampa dialéctica del estilo de la del "pensamiento único", que tiene su origen en el artículo que Ignacio Ramonet publicó en Le monde Diplomatique en 1995. Es la percha donde multitud de teóricos seguidores anti, de todo pelaje, van colgando sus ataques al libre mercado, a la globalización, al FMI, al OCM, etc. En ese ambiente, hace falta valor para decir algo políticamente incorrecto. Por eso hay tanta gente que cae, sin resistencia, en las garras de la opinión publicada. Estamos en la edad de oro de las tertulias, de los periodistas sectarios, militantes de cuerda, que se auto intitulan formadores de la opinión ciudadana.
La teoría, pero sobre todo la vida cotidiana, nos dice que la democracia no es una regla racional, sino más bien una forma de vida y, por tanto, se puede vivir de muchas maneras. Entre estas maneras, la apelación al consenso resulta obsesiva y, por exageración, adulteradora, en detrimento del disenso, asociado torpemente a la idea de conflicto, cuando en democracia tiene una importancia central. Sin otra alternativa, conflicto y antagonismo se presentan erróneamente encadenados. En lugar de antagonismo, lo propio sería el agonismo, es decir enfrentamiento entre adversarios, más compatible con el verdadero pluralismo, las contradicciones y hasta con la inquietante multiculturalidad. Pero hay que decirlono sin complejos, no todas las culturas son aceptables en el siglo XXI, por ejemplo la ablación, el canibalismo, la esclavitud, los regímenes medievales, etc. En resumen, enemigos son aquellos que se colocan fuera de las reglas democráticas, los violentos con causa o sin ella, los que no respetan los derechos humanos y, especialmente en los últimos años, los terroristas domésticos y los globalizados islamistas.
No es cierto que la democracia sólo sea posible en una sociedad homogénea, sino que cada vez queda más patente que también lo es en la diversidad. Y lo más manifiesto de la diversidad es la cultura. Creo que Huntington, con su Choque de civilizaciones, tiene razón cuando dice que cada vez más es la cultura, y no la ideología, la que divide a los grupos sociales del mundo globalizado.
Cultura es otra palabra que, como consenso y diálogo, está machacada por el manoseo. Aparece hasta en la sopa: no solo cultura catalana o vasca, sino también del ajo, del aceite de oliva, etc. Cultura para todo, incluso para la construcción de seudo partidos políticos: Plataformas para todo. Y qué decir de la ecología y todos sus subproductos verdes. Y uno se pregunta: ¿existe la cultura española, la europea, la occidental? Esto tiene que ver con lo que recientemente nos contaba Jiménez Lozano ("Los comedores de higos", ABC 4/04/2004) a propósito del fin del Imperio Romano. Cuando Alarico llegó a las puertas de Roma, encontró que estaba llena de pacíficos ciudadanos, de sofisticada vida de alta calidad que, en el fondo, soñaban con la maravilla de ser bárbaros, por aburrimiento. La cosa no fue complicada. Luego vino el largo y sombrío Medievo.
Resumiendo, lo constitutivo de lo político es disentir, por eso cuando se trata de eliminarlo para favorecer el consenso, se va camino de los totalitarismos. Las Instituciones y la Ley están para hacerle la vida posible al conflicto. En ese marco aprendemos a distinguir la diferencia de grado que existe entre disenso y conflicto. Cuando se ha intentado eliminar los conflictos mediante la creación de ciertas verdades universales y razones "científicas" de la política y la sociedad, estamos ante las utopías poéticas que terminan en totalitarismos. Obviamente, no quiero decir que no haya que intentar eliminar ciertos conflictos concretos, aunque en el marco de las instituciones y con los métodos apropiados. Naturalmente las reglas que dirimen la confrontación sí han tenido que ser consensuadas previamente, en situaciones excepcionales. Pero lo que no es aceptable es que dichas reglas haya que inventarlas o convenirlas cada vez que aparezca el conflicto. Eso es como hacerse trampas con un solitario o, peor, encender la mecha.
Y para terminar, disidencia y responsabilidad, son como las dos caras de la misma moneda. Caben diferentes formas de tratar la responsabilidad, pero en el contexto de esta reflexión estaría mas cerca del derecho y la educación ciudadana. En ese caso, apelar a la responsabilidad sería esperar que cada sujeto activo de derecho -políticos, tertulianos, periodistas, plataformas espontáneas y, como no, incluso clubes de fútbol, etc.- reconozca y acepte las consecuencias de sus actos realizados libremente. Todos deberíamos tener asumido un mínimo concepto de sociedad y del "otro", de modo que se comprenda que no se puedo hacer lo que uno quiera con la sociedad y con los "otros". Sería bueno rescatar, a efectos educativos, aquellos manuales de hace un par de siglos sobre las reglas de urbanidad del ciudadano. Hay que intentar convencer a los consensualistas sistemáticos, como nos enseñan los genuinos filósofos, que pensar es disentir. No es verdad que consensuar sea necesariamente pensar.
Ante estas situaciones, hay que caer en la cuenta de que la cuestión no es si el consenso es más deseable o tiene un valor moral superior en todos los casos. Lo verdaderamente importante es reparar si las maneras utilizadas para alcanzarlo van en contra de los procedimientos, originando una perversión de la esencia de la democracia, como lo es que, mediante alambicados vericuetos, se termine aplicando el programa menos votado por los ciudadanos. Ante la frustración que produce encontrase frente hechos consumados de este tipo, uno se pregunta: ¿de qué me ha servido llevar a cabo el esfuerzo de enterarme de los programas de los partidos contendientes como paso responsable para intervenir en el ritual de las urnas, paradigma de la democracia? En consonancia con todo lo anterior y bajo la coacción sicológica de lo políticamente correcto, está consagrado que el que gobierne debe consensuar todas y cada una de sus decisiones, so pena de ser acusado de prepotente y de aplicar el rodillo. A pesar de que han sido los ciudadanos lo que le han otorgado el poder necesario.
Si tenemos en cuenta la definición del DRAE citada al comienzo, estaremos de acuerdo que, con frecuencia, esos "consensos" alcanzados para desbancar al más votado se han hecho en contra de uno -tampoco hace falta citarlo-. Por tanto, ya no se trata de un acuerdo de todos, rasgo distintivo del consenso. A este tipo de acuerdos podríamos llamarlo coalición, alianza, liga, pacto, etc. Por tanto, la aplicación del término consenso, en muchas ocasiones, no corresponde a los hechos con los que se le quiere identificar.
Es el disenso el que permite crear teoría crítica, necesaria para la filosofía y las ciencias sociales. Los expertos dicen que la mediocridad de estas ciencias en nuestros días, es debida a la incapacidad de pensar críticamente. Esta es la razón por la que es dominante el clima de que estar fuera del consenso es poco menos que antidemocrático. Una especie de trampa dialéctica del estilo de la del "pensamiento único", que tiene su origen en el artículo que Ignacio Ramonet publicó en Le monde Diplomatique en 1995. Es la percha donde multitud de teóricos seguidores anti, de todo pelaje, van colgando sus ataques al libre mercado, a la globalización, al FMI, al OCM, etc. En ese ambiente, hace falta valor para decir algo políticamente incorrecto. Por eso hay tanta gente que cae, sin resistencia, en las garras de la opinión publicada. Estamos en la edad de oro de las tertulias, de los periodistas sectarios, militantes de cuerda, que se auto intitulan formadores de la opinión ciudadana.
La teoría, pero sobre todo la vida cotidiana, nos dice que la democracia no es una regla racional, sino más bien una forma de vida y, por tanto, se puede vivir de muchas maneras. Entre estas maneras, la apelación al consenso resulta obsesiva y, por exageración, adulteradora, en detrimento del disenso, asociado torpemente a la idea de conflicto, cuando en democracia tiene una importancia central. Sin otra alternativa, conflicto y antagonismo se presentan erróneamente encadenados. En lugar de antagonismo, lo propio sería el agonismo, es decir enfrentamiento entre adversarios, más compatible con el verdadero pluralismo, las contradicciones y hasta con la inquietante multiculturalidad. Pero hay que decirlono sin complejos, no todas las culturas son aceptables en el siglo XXI, por ejemplo la ablación, el canibalismo, la esclavitud, los regímenes medievales, etc. En resumen, enemigos son aquellos que se colocan fuera de las reglas democráticas, los violentos con causa o sin ella, los que no respetan los derechos humanos y, especialmente en los últimos años, los terroristas domésticos y los globalizados islamistas.
No es cierto que la democracia sólo sea posible en una sociedad homogénea, sino que cada vez queda más patente que también lo es en la diversidad. Y lo más manifiesto de la diversidad es la cultura. Creo que Huntington, con su Choque de civilizaciones, tiene razón cuando dice que cada vez más es la cultura, y no la ideología, la que divide a los grupos sociales del mundo globalizado.
Cultura es otra palabra que, como consenso y diálogo, está machacada por el manoseo. Aparece hasta en la sopa: no solo cultura catalana o vasca, sino también del ajo, del aceite de oliva, etc. Cultura para todo, incluso para la construcción de seudo partidos políticos: Plataformas para todo. Y qué decir de la ecología y todos sus subproductos verdes. Y uno se pregunta: ¿existe la cultura española, la europea, la occidental? Esto tiene que ver con lo que recientemente nos contaba Jiménez Lozano ("Los comedores de higos", ABC 4/04/2004) a propósito del fin del Imperio Romano. Cuando Alarico llegó a las puertas de Roma, encontró que estaba llena de pacíficos ciudadanos, de sofisticada vida de alta calidad que, en el fondo, soñaban con la maravilla de ser bárbaros, por aburrimiento. La cosa no fue complicada. Luego vino el largo y sombrío Medievo.
Resumiendo, lo constitutivo de lo político es disentir, por eso cuando se trata de eliminarlo para favorecer el consenso, se va camino de los totalitarismos. Las Instituciones y la Ley están para hacerle la vida posible al conflicto. En ese marco aprendemos a distinguir la diferencia de grado que existe entre disenso y conflicto. Cuando se ha intentado eliminar los conflictos mediante la creación de ciertas verdades universales y razones "científicas" de la política y la sociedad, estamos ante las utopías poéticas que terminan en totalitarismos. Obviamente, no quiero decir que no haya que intentar eliminar ciertos conflictos concretos, aunque en el marco de las instituciones y con los métodos apropiados. Naturalmente las reglas que dirimen la confrontación sí han tenido que ser consensuadas previamente, en situaciones excepcionales. Pero lo que no es aceptable es que dichas reglas haya que inventarlas o convenirlas cada vez que aparezca el conflicto. Eso es como hacerse trampas con un solitario o, peor, encender la mecha.
Y para terminar, disidencia y responsabilidad, son como las dos caras de la misma moneda. Caben diferentes formas de tratar la responsabilidad, pero en el contexto de esta reflexión estaría mas cerca del derecho y la educación ciudadana. En ese caso, apelar a la responsabilidad sería esperar que cada sujeto activo de derecho -políticos, tertulianos, periodistas, plataformas espontáneas y, como no, incluso clubes de fútbol, etc.- reconozca y acepte las consecuencias de sus actos realizados libremente. Todos deberíamos tener asumido un mínimo concepto de sociedad y del "otro", de modo que se comprenda que no se puedo hacer lo que uno quiera con la sociedad y con los "otros". Sería bueno rescatar, a efectos educativos, aquellos manuales de hace un par de siglos sobre las reglas de urbanidad del ciudadano. Hay que intentar convencer a los consensualistas sistemáticos, como nos enseñan los genuinos filósofos, que pensar es disentir. No es verdad que consensuar sea necesariamente pensar.
sábado, 7 de abril de 2007
La apelación abusiva del consenso, estrategia tramposa
El concepto de consenso es controvertido. Dice el diccionario de la lengua que consenso es el acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo. Recurrir al latín, lengua de origen de la palabra consenso -sentio sentire sensum, sentir lo mismo respecto a algo- le da un aire culto que lo hace más atractivo: Consensus facit legem: El consentimiento constituye la ley. De aquí derivamos consensuar, un barbarismo que, en realidad, quiere decir consentir, que es lo que se hace cuando se consensúa. Existe un tiempo excepcional para el consenso real. Sus partidarios dicen que las acciones colectivas deben ser asumidas bajo la responsabilidad solidaria, bajo el supuesto de que existe una comunidad ideal de comunicación entre los que pretenden consensuar una decisión. Esto significa que tienen que existir, previamente, unas reglas que garanticen los mismos derechos a todos los partícipes. Es decir, el consenso verdaderamente necesario es el procedimental, convenir sobre las reglas de juego, como dice Sartori: "decidir como decidir". De no ser así la sociedad estaría demasiado expuesta cuando surjan conflictos.
Frente a los que son partidarios del consenso están los que disienten. En la génesis de la legitimidad democrática que puede proporcionar el consenso, existe siempre un disenso. Por tanto, si el punto de partida de un régimen democrático ha sido el consenso no impuesto desde arriba (legitimidad de origen), es inevitable garantizar la posibilidad de ejercer el disenso que tiene que ver con la legalidad del ejercicio del poder. En resumen, tenemos, legitimidad de origen y legalidad de ejercicio del poder. Y sólo allí donde el disenso es libre de manifestarse, el consenso es real.
Para que el consenso se promueva, necesita que existan unos valores de fondo que constituyen lo que se conoce como sistema de creencias participados, lo que significa contar con una cultura política homogénea. En general, los especialistas están de acuerdo en que la cultura política está por encima de las ideologías. Lo deseable, pues, es que el consenso adoptado responda a principios básicos de la moralidad política, como fue el caso de consenso fáctico de los constituyentes que establecieron, por unanimidad, el conjunto de derechos de la Constitución española, en unas circunstancias excepcionales conocidas como Transición Española. La Constitución española de 1978 es la formalización consensuada de un disenso significativo en cuanto a la forma de organizar la convivencia después de la desaparición de Francisco Franco. De esta forma se sentaron las bases de la estructura jurídico política de nuestro Estado de derecho.
Pero como se verá a lo largo del texto que sigue, no siempre este instrumento excepcional para situaciones excepcionales, está apropiadamente utilizado. En demasiadas ocasiones se aprecia que su apelación abusiva en realidad es una mera estrategia tramposa usada por los que menos poder tienen. Poder que, no debemos olvidar, lo otorgan los ciudadanos. Lo dramático es que si no se está dispuesto a pelear por lo propio, el único recurso es consentir, o consensuar una detrás de otra, bajo la presión sicológica de lo políticamente correcto -el calzador invisible. Lo malo es que, demasiadas veces, los consentidores son siempre los mismos y el consentido, uno, también. Hay que estar atento a la jugada.
En los últimos años la palabra consenso está saliendo con una frecuencia angustiosa. Se ha convertido en una palabra comodín, de forma que, la mayoría de las veces, no encaja en el contexto donde aparece. Este manoseo está haciendo que resulte irreconocible su significado original. Lo mismo sirve para deslucir al oponente que para legitimar, quiméricamente, determinados pactos políticos. La otra palabra que inseparablemente forma pareja de hecho con consenso, es diálogo. Dada las grandes cualidades de seducción que la palabra consenso tiene en el lenguaje político, el fenómeno de su uso y abuso no es nuevo. El hecho es que, en realidad, es un eufemismo o ficción que resulta muy cómodo. Puede servir para cualquier situación contingente -ocasional, no válida para todo lugar y tiempo, ni para cuestiones necesarias. Quiero decir, que no se consensúa la existencia de Madrid o la velocidad de la luz. Los juicios concluyentes no se consensúan porque son fruto del conocimiento. Ante estos, la razón se somete. En cambio, sí se consensúa lo opinable, por ejemplo quienes presidirán el Senado y el Congreso -con el disenso de uno ya no sería consenso-. En este caso la razón no juega. Además, se ha interpuesto un pacto firmado con lo que mejor hablamos de pacto de apoyo.
La palabra consenso, en sí, no es ni buena ni mala. Lo nocivo está en que se la ha mitificado como la ideal para cualquier situación social. Su aplicación exagerada, donde no ajusta, puede ser comprometida. Los actos de consenso, como se ha señalado más arriba, tienen muy baja categoría racional. Por ejemplo, en la historia se han consensuado algunas veces cosas terribles, como es la esclavitud. Otra cuestión a tener en cuenta es que los asuntos sobre los que se convienen los consensos no son necesariamente la verdad, sino la coincidencia que, en ocasiones, puede tener que ver con lo perverso o con lo injusto. Quiero decir que, en política, con ayuda de un adecuado lenguaje -maquillaje- todo puede ser pactado, consensuado. ¿O es qué cualquier cosa, por el hecho de ser consensuada, es objetivamente cierta? Además, los consensos son actos de carácter voluntario, independientemente de cualquier teoría; por tanto, lo mismo que se han concertado también se pueden anular. Es decir, son inestables.
Se ha dicho que la democracia es el sistema menos malo. Evidentemente, es conflictiva. De ahí el afán por el consenso como recurso que facilita la ansiada homogeneidad. Aunque, curiosamente, la homogeneidad es la aspiración máxima de los sistemas totalitarios, no de las democracias. Como casi siempre habrá alguien que disienta, el conflicto es inevitable. Para resolver el conflicto existen las instituciones democráticas, los principios democráticos, el ordenamiento jurídico. O sea, las reglas del juego democrático. En definitiva, el disenso es parte integral de la democracia. Lo que no significa que no se pueda aspirar al consenso, pero teniendo en cuenta que la unanimidad es difícilmente alcanzable, y que, incluso, puede resultar nociva. Estratégicamente hablando, el consenso fáctico es resultado de una racionalidad estratégica diseñada para ganar, pero que, aplicado de manera sistemática, puede conducir a los más aberrantes resultados.
Muguerza, que se le considera como uno de los teóricos que más saben, en España, sobre el disenso dice: "la propuesta de los consensualistas incurre en cierto angelismo, porque tal comunidad de comunicación es similar a la que propone la teología sobre la comunidad de los santos. En realidad tal nivel de comunicación, y consecuentemente consenso, es impracticable."
Si se rastrea por Internet, una de las cosas que saltan a la vista es ver como la mayoría de los sitios que abogan por el consenso proceden de los ámbitos nacionalistas. Necesitan de la homogeneidad. Su dialéctica es que si disientes estás creando "confrontación y enfrentamiento en la sociedad". Como siempre, la palabra diálogo, por principio de naturaleza positiva -como la paz, la salud, el bienestar, la bondad, la concordia, hablando se entiende la gente, etc., aparece apoyando dialécticamente al consenso, con su gran fuerza inductora.
Frente a los que son partidarios del consenso están los que disienten. En la génesis de la legitimidad democrática que puede proporcionar el consenso, existe siempre un disenso. Por tanto, si el punto de partida de un régimen democrático ha sido el consenso no impuesto desde arriba (legitimidad de origen), es inevitable garantizar la posibilidad de ejercer el disenso que tiene que ver con la legalidad del ejercicio del poder. En resumen, tenemos, legitimidad de origen y legalidad de ejercicio del poder. Y sólo allí donde el disenso es libre de manifestarse, el consenso es real.
Para que el consenso se promueva, necesita que existan unos valores de fondo que constituyen lo que se conoce como sistema de creencias participados, lo que significa contar con una cultura política homogénea. En general, los especialistas están de acuerdo en que la cultura política está por encima de las ideologías. Lo deseable, pues, es que el consenso adoptado responda a principios básicos de la moralidad política, como fue el caso de consenso fáctico de los constituyentes que establecieron, por unanimidad, el conjunto de derechos de la Constitución española, en unas circunstancias excepcionales conocidas como Transición Española. La Constitución española de 1978 es la formalización consensuada de un disenso significativo en cuanto a la forma de organizar la convivencia después de la desaparición de Francisco Franco. De esta forma se sentaron las bases de la estructura jurídico política de nuestro Estado de derecho.
Pero como se verá a lo largo del texto que sigue, no siempre este instrumento excepcional para situaciones excepcionales, está apropiadamente utilizado. En demasiadas ocasiones se aprecia que su apelación abusiva en realidad es una mera estrategia tramposa usada por los que menos poder tienen. Poder que, no debemos olvidar, lo otorgan los ciudadanos. Lo dramático es que si no se está dispuesto a pelear por lo propio, el único recurso es consentir, o consensuar una detrás de otra, bajo la presión sicológica de lo políticamente correcto -el calzador invisible. Lo malo es que, demasiadas veces, los consentidores son siempre los mismos y el consentido, uno, también. Hay que estar atento a la jugada.
En los últimos años la palabra consenso está saliendo con una frecuencia angustiosa. Se ha convertido en una palabra comodín, de forma que, la mayoría de las veces, no encaja en el contexto donde aparece. Este manoseo está haciendo que resulte irreconocible su significado original. Lo mismo sirve para deslucir al oponente que para legitimar, quiméricamente, determinados pactos políticos. La otra palabra que inseparablemente forma pareja de hecho con consenso, es diálogo. Dada las grandes cualidades de seducción que la palabra consenso tiene en el lenguaje político, el fenómeno de su uso y abuso no es nuevo. El hecho es que, en realidad, es un eufemismo o ficción que resulta muy cómodo. Puede servir para cualquier situación contingente -ocasional, no válida para todo lugar y tiempo, ni para cuestiones necesarias. Quiero decir, que no se consensúa la existencia de Madrid o la velocidad de la luz. Los juicios concluyentes no se consensúan porque son fruto del conocimiento. Ante estos, la razón se somete. En cambio, sí se consensúa lo opinable, por ejemplo quienes presidirán el Senado y el Congreso -con el disenso de uno ya no sería consenso-. En este caso la razón no juega. Además, se ha interpuesto un pacto firmado con lo que mejor hablamos de pacto de apoyo.
La palabra consenso, en sí, no es ni buena ni mala. Lo nocivo está en que se la ha mitificado como la ideal para cualquier situación social. Su aplicación exagerada, donde no ajusta, puede ser comprometida. Los actos de consenso, como se ha señalado más arriba, tienen muy baja categoría racional. Por ejemplo, en la historia se han consensuado algunas veces cosas terribles, como es la esclavitud. Otra cuestión a tener en cuenta es que los asuntos sobre los que se convienen los consensos no son necesariamente la verdad, sino la coincidencia que, en ocasiones, puede tener que ver con lo perverso o con lo injusto. Quiero decir que, en política, con ayuda de un adecuado lenguaje -maquillaje- todo puede ser pactado, consensuado. ¿O es qué cualquier cosa, por el hecho de ser consensuada, es objetivamente cierta? Además, los consensos son actos de carácter voluntario, independientemente de cualquier teoría; por tanto, lo mismo que se han concertado también se pueden anular. Es decir, son inestables.
Se ha dicho que la democracia es el sistema menos malo. Evidentemente, es conflictiva. De ahí el afán por el consenso como recurso que facilita la ansiada homogeneidad. Aunque, curiosamente, la homogeneidad es la aspiración máxima de los sistemas totalitarios, no de las democracias. Como casi siempre habrá alguien que disienta, el conflicto es inevitable. Para resolver el conflicto existen las instituciones democráticas, los principios democráticos, el ordenamiento jurídico. O sea, las reglas del juego democrático. En definitiva, el disenso es parte integral de la democracia. Lo que no significa que no se pueda aspirar al consenso, pero teniendo en cuenta que la unanimidad es difícilmente alcanzable, y que, incluso, puede resultar nociva. Estratégicamente hablando, el consenso fáctico es resultado de una racionalidad estratégica diseñada para ganar, pero que, aplicado de manera sistemática, puede conducir a los más aberrantes resultados.
Muguerza, que se le considera como uno de los teóricos que más saben, en España, sobre el disenso dice: "la propuesta de los consensualistas incurre en cierto angelismo, porque tal comunidad de comunicación es similar a la que propone la teología sobre la comunidad de los santos. En realidad tal nivel de comunicación, y consecuentemente consenso, es impracticable."
Si se rastrea por Internet, una de las cosas que saltan a la vista es ver como la mayoría de los sitios que abogan por el consenso proceden de los ámbitos nacionalistas. Necesitan de la homogeneidad. Su dialéctica es que si disientes estás creando "confrontación y enfrentamiento en la sociedad". Como siempre, la palabra diálogo, por principio de naturaleza positiva -como la paz, la salud, el bienestar, la bondad, la concordia, hablando se entiende la gente, etc., aparece apoyando dialécticamente al consenso, con su gran fuerza inductora.
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