jueves, 1 de diciembre de 2011

EL EURO NACIO ENFERMO POR UN PLANTEAMIENTO ERRÓNEO


Diagnóstico: El euro es un tejado sin cimientos, flotando en el aire.
Pronóstico: Terminará hecho jirones. Acabará como un estorbo cuando quede inútil.
Tratamiento lenitivo: Transfusiones devastadoras de dinero que debilitan  la económia. Tratamiento curativo: Ponerle cimientos, dotándolo de supergobierno de finanzas.
Contra indicaciones: Pérdida de independencia significativa de las partes.
 
 
 
 
No ha pasado tanto tiempo desde que el 1 de enero de 1999 se implantara en España, junto con parte de otros estados de la UE, la moneda única, inicialmente llamada ECU, para finalmente denominarla EURO. Sin embargo colectivamente tenemos la impresión de que ha pasado un siglo. Creo que es el efecto que transmiten las cosas que se quedan viejas por mal hechas. Porque el EURO nació viejo por planteamiento erróneo.
 
Si analizamos la historia de las constituciones de los Estados modernos a lo largo de los años, podemos apreciar como los procesos de creación de las monedas, pasan por un proceso muy similar al de la construcción de una casa. Creo que es una metáfora muy pedagógica.
 
Sin entrar en detalles más propios de un trabajo académico, y aprovechando la metáfora del proceso lógico de la construcción de una casa, que cualquiera puede entender, habría que decir que, la moneda sería el techo de la casa. Es decir, que a nadie, salvo a los “sabios” del Tratado de Maastricht, que nada menos desde febrero de 1992 estuvieron trajinando la fantasía de empezar la Eurozona por la moneda, o sea, por el tejado.
 
Reconozco que ha sido el amor propio, aunque también puede que la inmodestia, la que me ha impulsado a sacar estos trapos viejos, cuando he tenido noticias de las declaraciones del ministro de Finanzas del RU, Mr. Osborne, a través de la BBC que “para salvar la salud de la Eurozona es necesaria una cierta unión fiscal”. Cáspita, esto ya lo escribí yo, hace más de diez años, en más de una ocasión en alguno de mis blogs, precisamente aludiendo a la metáfora de la casa.
 
No digo que no hubiera economistos/as que apoyaran semejante despropósito. Pero pasa que recelo de que tengamos over booking de economistas de cursos acelerados de periódico, así como catedráticas de Derecho Constitucional. Algunas universidades otorgan títulos como quien hace churros.
 
Hay que felicitar al ministro de Finanzas Osborne, por tener la valentía de tirarse del guindo, en coherencia con la acertada actitud de los distintos Gobiernos británicos que rechazaron la entrada en la Eurozona. Tan solo un reproche a lo dicho por Osborne. Y es que se queda corto –tentándose la ropa por si “se queda de cuadra”- cuando dice que es necesaria tan solo una “cierta unión fiscal”. Le recordaría a Mr. Osborne un dicho inglés muy conocido: “no es posible pasar un precipicio de dos saltos. O como diríamos por aquí, estar un poco embarazada.
 
Esta UE no sale de un ladrillo, en su empeño de soplar y absorber al mismo tiempo. O sea, decir que construyen una Europa federal, y ni siquiera consiguen aproximarse a una asimétrica confederación imposible. Lo que sí queda claro es que han montado un descomunal tinglado burocrático que cada vez se parece más al guirigay de las Naciones Unidas. Lagarto lagarto.
 
 
 

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