lunes, 22 de junio de 2009

Análisis friki del posicionamiento ideológico de los partidos políticos. Cantinfleando en un eje de coordenadas.

Argumento motivador: Rajoy define lo que es el Centro Político en una entrevista en La Razón 21-6-09: El centro, explica, "es una voluntad, un método, es la vocación de ser moderado y tolerante".

Si se nos ocurre analizar la citada definición pueden pasarnos cosas tan curiosas como las siguientes. Porque Rajoy no habla de ideologías. Así, método es la manera sistemática de hacer algo, de limpiar, fabricar, planchar, hacer yogur, hacer propaganda, organizar un mitin, limpiar la pipa de fumar, hacer la mayonesa, etc. Por otra parte, se supone que, en general, todos los humanos tienen vocación, a ratos, de ser moderados y tolerantes; en otros, a lo mejor no procede o no quieren.

Hagamos un juego divertido sobre la base de un “modelo” de estadística descriptiva. Imaginemos un eje de coordenadas lineal, o sea un espacio vectorial de dimensión uno, como se diría en estadística descriptiva. A ese eje le suponemos un determinado recorrido representativo del que ocuparían el conjunto de partidos políticos existentes en aspectro político español. En ese vector señalemos un imaginario -delirado- centro de coordenadas al que llamaremos punto C –que no tiene que coincidir con el centro de gravedad-, por aquello de Centro Político. De tal modo que un número, mejor dicho, un partido que situáramos a nuestra izquierda del punto C, sería un partido de izquierdas. Igualmente, un partido que situáramos a la derecha del punto C, sería un partido de derechas.

Sobre esta base, apliquemos, en este caso, la definición de Rajoy. Situemos a Rajoy, digamos, para no tener que referirnos al cálculo infinitesimal, medio milímetro a la derecha del punto C. Por definición las posiciones próximas al punto C concentran simétricamente, a uno y otro lado, el máximo de voluntad, método, moderación y tolerancia. A medida que nos desplacemos hacia la extremosa derecha facha, franquista, fascista, nazi, etc., iría disminuyendo la concentración de virtudes políticas asignadas al punto C, hasta desaparecer.

Pasemos ahora la frontera del punto C, media geométrica del vector, adentrándonos medio milímetro en la izquierda. Lo primero que debemos encontrarnos, según la lógica de la simetría, es el Centro Izquierda. Según la definición de Rajoy, que implica un método que facilita considerablemente la siempre enojosa tarea de caracterizar a los partidos políticos por sus ideologías, podemos suponer que, también aquí, como tal Centro, hay voluntad, método, vocación de ser moderados y tolerancia. Porque si le niega esas virtudes, propias del Centro, por estar al lado izquierdo, falla la coherencia del lenguaje. Por simetría geométrica, para que un vector tenga Centro, necesita que a un lado y al otro del mismo existan espacios ocupados, de igual extensión. Y también aquí, a medida que nos alejamos del punto C, o sea Centro Político, baja la concentración de virtudes de aprecio político por parte de la ciudadanía, o sea, voluntad, método, moderación y tolerancia.

Evidentemente, este “método” resulta muy simplista, lo que permite, no se niega, un análisis friki, extravagante, del posicionamiento político de los partidos; además de muy relativista, como es lógico en la era del relativismo. Como se ha señalado, si nos situamos justamente en la raya imaginaria del vector que separa un lado de otro, a nuestra derecha queda la derecha política, y a nuestra izquierda la izquierda política. Si el acto de orientación en el espacio político lo lleva a cabo con uno de derechas, dirá: a la derecha quedan los buenos, y a la izquierda quedan los malos, los rojos. En esto de los colores, antes, los de derechas, se auto identificaban con el color azul –los azulillos-, hasta que los de izquierdas los convencieron de que eso tenía connotaciones con la ultra derechosa Falange del Movimiento, o sea, lejos del centro. Ahora ignoro si la derecha reivindica color. Creo que el color butano ha sido abandonado apresuradamente.

Si repetimos la descripción subjetiva ahora con uno de izquierdas, que se ve a sí mismo de color rojo de toda la vida, dirá que a su derecha están los malos, porque en la izquierda está el progreso, la bondad, el amor al pueblo, a los pobres, a los trabajadores, etc. Naturalmente, todo empapado de abundantes dosis de voluntad, método, moderación y tolerancia, en la medida que se aproximen al punto virtuoso C, de acuerdo con la descripción de Rajoy.

Como podemos ver, con estas coordenadas del eje de posicionamiento simétrico de los partidos políticos, es muy fácil hacer análisis de las acciones políticas. Por ejemplo, los partidos que están en el Centro, mejor dicho que se auto posicionan en el Centro, son primos hermanos, pues tienen mucho más en común que los partidos extremosos de la derecha y de la izquierda. Por tanto es más fácil que una militante de centro derecha pase la raya divisoria y se meta en el centro izquierda –incluso sin darse cuenta-, sin que note grandes hechos diferenciales. Y exactamente le pasaría lo mismo a uno de izquierdas.

A este baile o juego de vaivén político, yo lo denomino cantinfleo. Si alguien desea ampliar sobre esto del cantinfleo, que haga clip en el link que adjunto a continuación y le llevará al post de mi blog donde trataba de este asunto: http://wwwmansocoronado.blogspot.com/2009/06/cantinflear-locucion-politica-que.html

Ante este cuadro, un tanto extravagante, como ya digo, del partidismo político –alguno pensará que frívolo, pero no menos que el que se gastan los líderes para auto definirse- la pregunta que se le puede plantear a ciudadanos y ciudadanía, que tienen que elegir un partido para darle su voto, es si tendrían que estudiar geometría política. No hay peligro, en realidad ese esfuerzo afectaría a sólo a unos pocos. Pues como hemos podido comprobar en las sucesivas elecciones, los ciudadanos españoles son los que en mayor proporción practican la fidelidad al producto. O sea, ¡viva el Betis manque pierda¡ Los míos son los míos caiga quien caiga. ¡Qué esperanza!