jueves, 1 de diciembre de 2011

EL EURO NACIO ENFERMO POR UN PLANTEAMIENTO ERRÓNEO


Diagnóstico: El euro es un tejado sin cimientos, flotando en el aire.
Pronóstico: Terminará hecho jirones. Acabará como un estorbo cuando quede inútil.
Tratamiento lenitivo: Transfusiones devastadoras de dinero que debilitan  la económia. Tratamiento curativo: Ponerle cimientos, dotándolo de supergobierno de finanzas.
Contra indicaciones: Pérdida de independencia significativa de las partes.
 
 
 
 
No ha pasado tanto tiempo desde que el 1 de enero de 1999 se implantara en España, junto con parte de otros estados de la UE, la moneda única, inicialmente llamada ECU, para finalmente denominarla EURO. Sin embargo colectivamente tenemos la impresión de que ha pasado un siglo. Creo que es el efecto que transmiten las cosas que se quedan viejas por mal hechas. Porque el EURO nació viejo por planteamiento erróneo.
 
Si analizamos la historia de las constituciones de los Estados modernos a lo largo de los años, podemos apreciar como los procesos de creación de las monedas, pasan por un proceso muy similar al de la construcción de una casa. Creo que es una metáfora muy pedagógica.
 
Sin entrar en detalles más propios de un trabajo académico, y aprovechando la metáfora del proceso lógico de la construcción de una casa, que cualquiera puede entender, habría que decir que, la moneda sería el techo de la casa. Es decir, que a nadie, salvo a los “sabios” del Tratado de Maastricht, que nada menos desde febrero de 1992 estuvieron trajinando la fantasía de empezar la Eurozona por la moneda, o sea, por el tejado.
 
Reconozco que ha sido el amor propio, aunque también puede que la inmodestia, la que me ha impulsado a sacar estos trapos viejos, cuando he tenido noticias de las declaraciones del ministro de Finanzas del RU, Mr. Osborne, a través de la BBC que “para salvar la salud de la Eurozona es necesaria una cierta unión fiscal”. Cáspita, esto ya lo escribí yo, hace más de diez años, en más de una ocasión en alguno de mis blogs, precisamente aludiendo a la metáfora de la casa.
 
No digo que no hubiera economistos/as que apoyaran semejante despropósito. Pero pasa que recelo de que tengamos over booking de economistas de cursos acelerados de periódico, así como catedráticas de Derecho Constitucional. Algunas universidades otorgan títulos como quien hace churros.
 
Hay que felicitar al ministro de Finanzas Osborne, por tener la valentía de tirarse del guindo, en coherencia con la acertada actitud de los distintos Gobiernos británicos que rechazaron la entrada en la Eurozona. Tan solo un reproche a lo dicho por Osborne. Y es que se queda corto –tentándose la ropa por si “se queda de cuadra”- cuando dice que es necesaria tan solo una “cierta unión fiscal”. Le recordaría a Mr. Osborne un dicho inglés muy conocido: “no es posible pasar un precipicio de dos saltos. O como diríamos por aquí, estar un poco embarazada.
 
Esta UE no sale de un ladrillo, en su empeño de soplar y absorber al mismo tiempo. O sea, decir que construyen una Europa federal, y ni siquiera consiguen aproximarse a una asimétrica confederación imposible. Lo que sí queda claro es que han montado un descomunal tinglado burocrático que cada vez se parece más al guirigay de las Naciones Unidas. Lagarto lagarto.
 
 
 

viernes, 22 de julio de 2011

El descendimiento de Carvaggio enfrenta a Sinde con Rouco Varela

De arriba abajo. Los modelos de ingeniería social de la ministra de Cultura socialista.

La ministra socialista de “cultura”, del Gobierno de Zapatero, ha hablado ex cátedra delante del Arzobispo de la archidiócesis de Madrid, Rouco Varela, en un alarde irreprimible de poder moralista –tic de izquierdas. Por si no habéis tenido ocasión de leerlo u oírlo en algún medio, la ministra en ejercicio ha espetado: “La fe religiosa no pertenece a un solo modelo de hombres”. Conviene recordar que en los “modelos” de Gobierno socialistas nunca falta un ministerio de “cultura”, en los que se lleva a cabo la ingeniería de diseño social a imponer de arriba abajo.

Por eso, cuando la ministra de cultura dice que la fe religiosa no pertenece a un solo modelo, nos recuerda algo básico en el catecismo marxista: la fe en el Gran Hermano. Esta historia me recuerda ese "modelo" latinoamericano, el del cipotillo (niño Jesús) guerrillero, con sus santos consagrados de arquetipo Che. O sea, el modelo oficial se constituye en referencia obligada a imitar y reproducir entre la ciudadanía. ¡Cuidado! Ciudadanía, es un término que ha degenerado para referirse al conjunto de ciudadanos como cuerpo único, con voluntad única, o sea, una muchedumbre.

¿Verdad que en las sociedades verdaderamente democráticas el modelo nace de abaja a arriba, o sea, de la voluntad de los ciudadanos?

Son muchas las preguntas que semejante ejemplo de exuberancia de materialismo científico izquierdista sugiere: fe, religión, hombres, mujeres y modelos……. Por sí mismos los asuntos concernidos, mal traídos, demuestran que la ponente está empapada de ideología tendenciosamente anti cristiana. La frasecita es de “catecismo” marxista. Pero sobre todo la expresión “modelos de hombres”. Ahí es nada.

O sea, según la académica sentencia típica de cursos de verano para socialistas, el “modelo de hombres” –me extraña que la ministra haya dejado fuera a las mujeres, a los jóvenes, jóvenas, niños y niñas-, tal como robots de serie, los humanos pertenecemos fatalmente a un modelo de diseño correspondiente.

Recordemos que el concepto de modelo es un instrumento artificial de trabajo utilizado para el análisis económico, matemático, de negocios, sociológico, atómico, etc. O sea, construcción artificial de arquetipos de referencia ejemplar.

Amigos lectores de este post. ¿Os habéis preguntado a qué modelo humano pertenecéis? Maldita la gracia que me hace, que como hombre libre que soy, consciente de quien soy hoy, vengan a leerme el “catecismo” del Gran Hermano, para endilgarme el angustioso modelito.

Llegado a este punto, final,diré que soy muchas cosas, y entre esas, católico. Estoy en ello libremente. No es fácil procurar conscientemente que esas muchas cosas sean coherentes entre sí.

domingo, 3 de julio de 2011

Desagravio a Córdoba (III)

Puente romano de Córdoba (Foto FJMC)







San Sebastián nace para ser puerto (en latín, ostia) marítimo de Navarra en 1180. Pero a partir de 1200, con el rey Castellano Alfonso VIII, pasó a ser el gran Puerto de Castilla durante siglos. Con ello se consolida su nombre romance. Por una parte un recuerdo al señor santo, Domine, abreviado a Don –tan actual en nuestros días-, y por otra, mención a su condición de puerto, Ostia. Así tenemos el nombre romance de Don-Ostia, o sea Donostia.
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Los pocos que se atreven a criticar la decisión del presidente del jurado, Manfred Gaulhofer, vocero de la política pacifista de Zapatero, sean periodistas o políticos, lo hacen guardando la ropa; por lo que pueda pasar. Quiero decir, empiezan por dar una de cal, diciendo que San Sebastián es una ciudad preciosa, con su playa, restaurantes, y demás trivialidades, para después soltar la arena.

No sé por qué se toman tantas precauciones. No hay problema. San Sebastián está fuera de juego desde hace años. La cosa empezó con las Guerras Carlistas. Hasta que finalmente, en el año 1980, el nombre oficial es Donostia-San Sebastián. Como podemos comprobar cada día en los medios, casi nadie se acuerda de San Sebastián.

Los nacionalistas vascos, desde que entraron en acción, argumentaban que Donostia es el nombre ancestral en vascuence de la ciudad. Falso de toda falsedad. Ya sé que hay montañas de documentos, fruto de sesudos estudios, de acreditados lingüistas como el siempre citado Kaldo Mitxelena. Miles de conferencias, informes, rebuscados estudios que dicen multitud de alambicadas cosas, han llevado a cambiar toda la toponimia del País Vasco, a golpe de poder político, al margen de las fuentes culturales.

De una lengua casi desaparecida, que conservaba una pobre semántica entre los caseríos, y que en las zonas urbanas nadie entendía, salvo algún exaltado nacionalista, han inventado una lengua, cogiendo prefijos y sufijos, de aquí y de allá, para añadírselos, por necesidad, a palabras de raíz latina. Y lo peor es que lo han llevado a cabo con soberbia y sectarismo, ignorando toda la valiosa herencia de escritores vascos en castellano que, como San Sebastián, han sido desplazados.

Hagamos un poco de historia. Años arriba o abajo, la villa de San Sebastián nace en el año 1180, gracias al Rey Navarro, Sancho el Sabio. Se hizo en las proximidades de un monasterio bajo la advocación de San Sebastián Mártir. Dicho monasterio estaba en el mismo sitio –piedra arriba, piedra abajo- de donde hoy está el Palacio de Miramar.

Nace para ser puerto (en latín, ostia) marítimo de Navarra. Pero a partir del año 1200, con el rey castellano Alfonso VIII, pasa a ser el gran Puerto de Castilla, por siglos. Para los comerciantes de San Sebastián este cambio será positivo, dado que pasa de ser el puerto de un pequeño Reino sin posibilidades de expansión territorial (Navarra), a servir de salida al mar de una monarquía, la castellana, mucho mayor, más rica y en plena expansión.

El Puerto de Castilla evolucionó hasta convertiré en polo de desarrollo poderoso y admirado. En aquella época los documentos de tan ilustre solemnidad se redactaban en latín, o sea, Sanctus Sebastianus. En la práctica se la denominaba Domine Ostia, o sea, todo un Señor Puerto. Porque, recordemos, Domine significa Señor, y Ostia, puerto. Todavía el puerto de Roma se sigue llamando Ostia. Pero como sabemos, desde siempre, los nombres sufren el impacto de las simplificaciones populares. O sea, de Domine a Don –que no significa santo en vascuence, caramba, sino señor, como es al uso en la actualidad-, que unido a la palabra Ostia, hizo finalmente Don-ostia. Muy sencillo. Señor Puerto, Donostia.

Por lo que se ve, nadie se ruboriza al afirmar que Donostia es vascuence. Es romance. Como lo es Zaragoza, evolucionada de Caesar Augusto, su fundador. No olvidemos que el vascuence es uno de las dos lenguas de toda Europa que no es indoeuropea.

Pero ya sabemos con qué tenacidad trabajan los nacionalistas vascos. Ya no existe el Festival de Cine de San Sebastián. Ya sólo existe el Festival de Cine de Donostia. Y hora con Bildu, los nuevos amos, por la gracia del Gobierno socialista y del Tribunal Constitucional, sólo será en vascuence. Ayer mismo, el nuevo alcalde de Donostia ha leído su discurso solo en euskaldun. Pues para él. Lo más sensato que podrían hacer los medios, es que si el acalde tiene la descortesía de no suministrar la traducción, lo adecuado sería no publicarla en los medios de lengua española haciéndoles el trabajo.

Y para terminar, una reflexión de categoría cultural. El viejo lema del poder cultural, sigue funcionando. La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados "orgánicos" infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios. (Antonio Gramsci). Se comprende porqué los países con gobiernos socialistas, casi siempre tienen Ministerios de Cultura. Naturalmente, para mí, San Sebastián no existe. Esto me libera de tener mala conciencia. Siempre me referiré, en adelante, a ese ente cultural artificial de diseño de marketing político llamado Donostia, del que dicen que es la expresión euskaldun de la ciudad. No, es romance.

Independientemente de que más adelante, desarrolle con más amplitud, sobre la cuestión que ahora voy a abordar, brevemente voy a ofrecer algunos datos sobre fechas históricas, de categoría cultural, para que cada uno saque sus conclusiones. Especialmente los responsables del expediente Córdoba ciudad candidata, dirigido por Paulino Plata, orientado tendenciosamente a favorecer la Kurtuba nacida bajo dominación musulmana. Pongamos en 711. Para esos autores de los cuentos de Las mil y una noches, de fantasiosas tolerancias, dejan fuera de la historia de la ciudad candidata, casi 1400 años. Esto es un suicidio cultural.

Como ya se ha dicho, el San Sebastián de nuestra Cultura europea, nació, más o menos, en 1180. Por otra parte, Donostia se inicio con las Guerras Carlistas, y se consolidó legalmente en 1980.

La fundación de Corduba, por Claudio Marcelo, fue en el año 206 a de C., de las primeras que se dieron en Hispania, convirtiéndose más tarde en capital de la Bética con alto grado de romanización. O sea, 600 años de romanización occidental, más 200 años de romanización oriental bizantina. Y así tenemos unos 800 años de Corduba romana. Y frente a eso, la Kurtuba musulmana, construida sobre caminos, puentes, murallas, acueductos. Las sagradas piedras romanas.

Siguiendo esa política del Islam de arrasar la civilización anterior superior, construyen la famosa Mezquita sobre la existente Basílica de San Vicente, que tiraron piedra a piedra para utilizar los sillares. O sea, el balance romano de Corduba es sobradamente superior, frente a una Kurtuba de 525 años musulmán, de los que sólo vale la pena mencionar los apenas 300 años de los Omeyas. El resto, pobreza material y cultural. Y sin embargo, las fuerzas vivas cordobesas de hoy, no se sienten dignificadas por la heredad romana. Oficialmente solo predomina “el legado Andalusí”, y no en su mejor versión, la almohade.

De no haber funcionado el tic político pacifista del Ministerio de “Cultura” socialista, nadie se sorprendería de que un jurado de sensibilidad cultural europea rechazara una civilización ajena a la cultura europea, base de las Capitalidades Europeas de la Cultura,

sábado, 2 de julio de 2011

Desagravio a Córdoba (II)

El viejo lema del poder cultural, sigue funcionando. La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados "orgánicos" infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios. (Antonio Gramsci). Se comprende porque los países con gobiernos socialistas, casi siempre tienen Ministerios de Cultura.


Los pocos que se atreven a criticar la decisión del presidente del jurado, Manfred Gaulhofer, vocero de la política pacifista de Zapatero, sean periodistas o políticos, lo hacen guardando la ropa; por lo que pueda pasar. Quiero decir, empiezan por dar una de cal, diciendo que San Sebastián es una ciudad preciosa, con su playa, restaurantes, y demás trivialidades, para después soltar la arena.

No sé por qué se toman tantas precauciones. No hay problema. San Sebastían está fuera de juego desde hace años. La cosa empezó con las Guerras Carlistas. El caso es que desde el año 1980 el nombre oficial es Donostia-San Sebastián. Pero casi nadie menciona la segunda parte.

Los nacionalistas vascos, desde que entraron en acción, argumentaban que Donostia es el nombre ancestral en vascuence de la ciudad. Falso de toda falsedad. Ya sé que hay montañas de documentos, fruto de sesudos estudios, de acreditados lingüistas como el siempre citado Kaldo Mitxelena. Miles de conferencias, informes, rebuscados estudios que dicen multitud de alambicadas cosas, han llevado a cambiar toda la toponimia del País Vasco, a golpe de poder político, al margen de las fuentes culturales.

De una lengua casi desaparecida, que conservaba una pobre semántica entre los caseríos, y que en las zonas urbanas nadie entendía, salvo algún exaltado nacionalista. Han inventado una lengua, cogiendo prefijos y sufijos, de aquí y de allá, para añadírselos, por necesidad, a palabras de raíz latina. Y lo peor es que lo ha llevado a cabo, por soberbia, ignorando toda la valiosa herencia de ilustres escritores vascos en castellano que, como San Sebastián, han sido desplazados.

Hagamos un poco de historia. Años arriba o abajo, la villa de San Sebastián nace en el año 1180, gracias al Rey Navarro, Sancho el Sabio. Se hizo cerca de un monasterio dedicado a la advocación de San Sebastián Mártir. Dicho monasterio estaba en el mismo sitio –piedra arriba, piedra abajo- de donde hoy está el Palacio de Miramar.

Nace para ser puerto (en latín, ostia) marítimo de Navarra, e inicialmente cumple su misión como tal. Guipúzcoa a partir del año 1200 rinde vasallaje al rey castellano Alfonso VIII, enemigo de Sancho el Fuerte. Para los comerciantes de San Sebastián este cambio será positivo, dado que pasa de ser el puerto de un pequeño Estado sin posibilidades de expansión territorial (Navarra), a servir de salida al mar de una monarquía, la castellana, mucho mayor, más rica y en plena expansión.

El Puerto de Castilla evolucionó hasta convertiré en polo de desarrollo poderoso y admirado. En aquella época los documentos de tan ilustre solemnidad se redactaban en latín, o sea, Sanctus Sebastianus. En la práctica se le denominaba como Domine Ostia, o sea, todo un Señor Puerto. Porque, recordemos, Domine significa Señor, y Ostia, puerto. Todavía el puerto de Roma se sigue llamando Ostia. Pero como sabemos, desde siempre los nombres sufren el impacto de las simplificaciones populares. O sea, de Domine a Don –que no significa santo en vascuence, caramba, sino señor, como es al uso en la actualidad-, que unido a la palabra Ostia, hizo finalmente Don-ostia. Muy sencillo. Señor Puerto, Donostia.

Por lo que se ve, nadie se ruboriza al afirmar que Donostia es vascuence. Es romance. Como lo es Zaragoza, evolucionada de Caesar Augusto, su fundador. No olvidemos que el vascuence es uno de las dos lenguas de toda Europa que no es indoeuropea.

Para ya sabemos con qué tenacidad trabajan los nacionalistas vascos. Ya no existe el Festival de Cine de San Sebastián. Ya sólo existe el Festival de Cine de Donostia. Y hora con Bildu, los nuevos amos, por la gracia del Gobierno socialista y del Tribunal Constitucional, sólo será en vascuence. Hoy mismo, el nuevo alcalde de Donostia ha leído su discurso solo en euskaldun. Pues para él. Lo más sensato que podrían hacer los medios, es que si el acalde tienen la descortesía de no suministrar la traducción, lo adecuado sería no publicarla en los medios de lengua española haciéndoles el trabajo. Para él.

Y para terminar, una reflexión de categoría cultural. El viejo lema del poder cultural, sigue funcionando. La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados "orgánicos" infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios. (Antonio Gramsci). Se comprende porque los países con gobiernos socialistas, casi siempre tienen Ministerios de Cultura.

Naturalmente, para mí, San Sebastián no existe. Esto me libera de tener mala conciencia. Siempre me referiré, en adelante, a ese ente cultural artificial de diseño de marketing político llamado Donostia, del que dicen que es la expresión euskaldun de la ciudad. No, es romance.

Independientemente de que más adelante, desarrolle con más amplitud, sobre la cuestión que voy a abordar, muy brevemente voy a ofrecer algunos datos sobre fechas históricas, de categoría cultural, para que cada uno saque sus conclusiones. Especialmente los responsables del expediente Córdoba ciudad candidata, dirigido por Paulino Plata, orientado a la Kurtuba nacida bajo dominación musulmana. Pongamos en 711. Para esos autores de los cuentos de Las mil y una noches, de fantasiosa tolerancias, dejan fuera de la historia de la ciudad candidata, casi 1400 años. Como quien derrocha heredad y nobleza de origen. Lo que más vale.

Como ya se ha dicho, la San Sebastián de nuestra Cultura europea, nació, más o menos, en 1180. Donostia se inicio en las Guerras Carlistas y legalmente en 1980.

La fundación de Corduba, por Claudio Marcelo, fue en el año 206 a de C., de las primeras que se dieron en Hispania, convirtiéndose más tarde en capital de la Bética con alto grado de romanización. O sea, 600 años de romanización occidental, más 200 años de romanización oriental bizantina. O sea, tenemos unos 800 años de Corduba romana. Y frente a eso la Kurtuba musulmana, construida sobre caminos, puentes, murallas, acueductos. Las sagradas piedras romanas.

Siguiendo esa política de arrasar la civilización anterior superior, construyen la famosa Mezquita sobre la existente Basílica de San Vicente, que tiraron piedra a piedra para utilizar los sillares. O sea Kurtuba por 525 años musulmana, de los que sólo vale la pena mencionar los apenas 300 años de los Omeyas. El resto, pobreza material y cultural. Y sin embargo, las fuerzas vivas cordobesas no se sienten dignificadas por la heredad romana. Solo hay lo Andalusí, predominantemente almohade. Nadie debería sorprenderse de que el jurado rechazara una civilización ajena a la cultura europea, base de la Capitalidades Europeas de la Cultura, incluso aunque no se hubieran esgrimido razones de pacificación etarra.

viernes, 1 de julio de 2011

En desagravio a Córdoba

Es demasiado mostrenco despreciar a Córdoba por razones políticas torticeras. No me puedo quedar indiferente. Si las comparaciones pueden llegar a ser odiosas, más odiosa resulta esa loca pretensión de comparar un ente artificial, de diseño del mercantilismo político, un carcinoma maligno, llamado Donostia, que ha echado fuera de la historia patria el puerto de Castilla, nuestra querida San Sebastian.

Dedicaré todo el tiempo que mi ánimo me pida a desbaratar semejante despropósito comparativo, recurriendo, en las presentes circunstancias, a medir la abismal diferencia cultural que existe entre ese ente artificial y la Córdoba que se sustenta, por siglos, por cuatro poderosas columnas: Séneca, Osio, Averroes Y maimónides.

Nadie mejor que Don luis de Góngora para comenzar esta gratificante andadura de desagravio.

A Córdoba

¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas ruinas y despojos
que enriquece Genil y Dauro baña
tu memoria no fue alimento mío,
nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tu muro, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, ¡oh patria!, ¡oh flor de España!

Luis de Góngora y Argote

domingo, 27 de febrero de 2011

LA ALIANZA DE “CIVILIZACIONES” DE ZAPATERO Y LA MULTICULTURALIDAD


Hacia la civilización planetaria.

La Alianza de Civilizaciones, según ZP, es un “sencillo” plan para evitar una confrontación entre civilizaciones, así como una “dialogante” fórmula para luchar contra el terrorismo internacional. En cada intervención, se puede comprobar que ZP trata de evitar puntualizar a qué civilizaciones se refiere y de cuál de ellas proceden los actos terroristas. Aunque todo el mundo se lo imagina: la Occidental y la Islámica. La mayoría de los más sangrientos actos terroristas de los últimos años proceden de la “civilización” Islámica. Especialmente los dos últimos, acontecidos en las cabalísticas fechas de 11-S de 2001 y 11-M de 2004. Los ejecutores de dichos actos terroristas no tienen ningún pudor en proclamar quiénes son y contra que “infieles” actúan.

Antes de continuar y para mejor hacerme entender, creo conveniente dedicar unos párrafos a tratar sobre la diferencia entre civilización y cultura. Para ello tomaré prestado lo que sobre la cuestión dice Pio Moa en su reciente libro Nueva Historia de España, La Esfera de los Libros, Madrid 2010.

Dice Pio Moa (pags.17-18, óp. cit.), “Por cultura entiendo la forma y contenido de cualquier sociedad humana: conjunto de creencias, costumbres, formas de poder y organización social, conocimientos, ritos, arte, técnica…sujeto a un impulso transformador que los complica y afina. /../ La cultura se despliega, por tanto, en constante variación espacial (multiplicidad de culturas) y temporal (cambios en ellas). Las variaciones provienen de los individuos que por ello lcanzan relevancia social”.

En cuanto a su opinión sobre las civilizaciones afirma: “..las civilizaciones las considero aquí formas complejas de cultura que empiezan hace sólo hace unos 6.000 años en puntos aislados (Egip, Mesopotamia…). Suponen la especialización de la religión, del poder (formación de Estado), de la milicia, la urbanización, economía agraria asentada, un considerable artesanado y comercio, y la escritura. /../ Otro factor esencial de las civilizaciones, derivado de su complejidad, es la educación a tres niveles: técnica, en valores comunes y, para una élite, en la cultura (arte, técnicas complejas, elementos científicos, elaboraciones religiosas…)”.

Más adelante (pag. 19, óp. cit) dice Pío Moa: “Como fuere, con el Estado y la división del trabajo, las civilizaciones aumentaron el poder sobre la naturaleza y sobre los pueblos más primarios, permitiendo mayor población, riqueza y conocimientos, arte, creencias y técnicas más refinadas, orden social más estable , suavización de costumbres, etc.”.

En contra de lo que pueda parecer, y a pesar de los eufemismos utilizados, ese magno proyecto de Zapatero no es una idea original, como se verá más adelante. En realidad la citada Alianza de Civilizaciones trata de construir una simbiosis estrecha de Europa con los países árabes, con el objetivo de erigir un nuevo concepto geopolítico denominado Eurabia, título del último libro de la escritora de origen egipcio Bat Ye’or. Curiosamente, al igual que ocurre con el terror vasco, donde los mejores alegatos contra dicho régimen proceden de los propios vascos, en este caso ha sido una mujer de origen egipcio –civilización islámica-, Bat Ye’or, nacionalizada británica, quien mediante una meritoria y reconocida labor de investigación, está publicando los mejores libros y artículos respecto al carácter amenazante del extremismo islámico.

Francia fue, en su día, la principal promotora de un completo y bien desarrollado proyecto con idénticos propósitos al de ahora resucitado por ZP, aunque con pequeños retoques de denominación. Proyecto que nos explica Bat Ye’or en su citado libro, que dotaría a Francia de la suficiente influencia y prestigio para rivalizar con Estados Unidos, su obsesión inconmovible. Bajo el rimbombante nombre de Diálogo Euro-Árabe, se creo en París, en el año 1974, de forma cautelosa y fuera de tratados públicos, una asociación de parlamentarios europeos de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), titulada Asociación Parlamentaria de Cooperación Euro-Árabe. Esta asociación funcionó bajo la protección de los jefes de gobierno y sus ministros de asuntos exteriores de entonces, juntamente con sus correspondientes de la Liga Árabe.

La historia se repite, mejor dicho continúa. Como es sabido, la islamofilia francesa viene de antiguo cuando su católica majestad Francisco I de Francia (1494-1547) no dudó en aliarse a los turcos para perjudicar a España, amén de otras ocasiones en las que se pactó con el Imperio Otomano, en perjuicio de Europa, y siempre en beneficio de la grandeur.

Bat Yet’or, explica con profusión de datos y argumentos que, el llamado diálogo euro-árabe, lo que pretende es el resurgimiento del antiguo dhimmit, que significa estatus de sumisión de las poblaciones conquistadas por el Islam. El dhimmit es la dura realidad del falso paraíso de tolerancia difundido respecto, entre otros, al-Andalus.

Frente a la interpretación fantasiosa e idílica de la convivencia de culturas en al-Andalus, afortunadamente se están abriendo paso una serie de historiadores, tanto extranjeros como españoles, que haciendo un trabajo honesto, riguroso de investigación y respeto a los hechos, nos describen lo que verdaderamente ocurrió. Entre los más recientes cabe citar a Cesar Vidal en su excelente libro titulado España frente al Islam, o el no menos meritorio del catedrático de literatura árabe (UAM) Serafín Fanjul titulado La quimera de al-Andalus, entre otras obras de este destacado especialista en el Islam, orientadas a poner las cosas en su sitio.

En la contraportada del citado libro del profesor Fanjul, se puede leer lo siguiente: “Pese a ser un tópico mil veces repetido, la denominada singu¬laridad de al-Andalus en la realidad no lo fue tanto. Sólo una visión localista que olvide el Islam medieval y moderno en su conjunto, puede insistir en esa mistificación histórica. al-Andalus no fue ningún paraíso ni algo ajeno a los países islámicos medievales, sino uno más de ellos. Contribuir a desmitificar esa etapa de la historia de la Península es tarea necesaria que la presente obra acomete sin complejos”.

Envuelto en la ingenua y quimérica teoría de multiculturalidad, de cuyos fracasos está la historia llena, Europa se ha empeñado en una peligrosa auto-capitulación de sus valores judeo-cristianos en el marco de un extraño seudo-progresismo, ideología que después de la caída del Muro de Berlín abraza al Islam, como último y sorprendente recurso revolucionario, una vez que ha fracasado la dialéctica de la marxista lucha de clases (André Glucksmann)

Ante tanta confusión, los trabajos de Bat Ye’or, representan una vigorosa aportación de clarificación sobre lo que verdaderamente está ocurriendo en Europa. Con toda crudeza pone en evidencia la dolorosa traición de ciertos políticos europeos a su identidad y a su historia, con la esperanza de que sirva de llamada de atención a los historiadores honestos, respecto a semejante suicidio cultural. El viejo Dialogo Euro-Árabe del año 1974, o el “remake” Alianza de Civilizaciones de ZP, son mucho más que una simple antítesis del Choque de Civilizaciones de Huntington. Mediante dicho proyecto se pretende convertir Europa en “Eurabia”, determinada por ser anti-cristiana, anti-occidental, anti-americana, anti-semítica. Pero también proporcionaría a Francia el liderazgo de ser la alternativa a Estados Unidos. Queda por ver la reacción que, en un determinado momento, puedan tener los recién incorporados países del Este, de vuelta de experiencias equívocas, así como de algunos países nórdicos probablemente liderados por el Reino Unido.

Una vez más se puede repetir la historia: cuando se valora más la seguridad que la libertad, finalmente se pierden ambas. La obra de Bat Ye’or, especializada en el estudio de las minorías de los países sometidos al Islam, nos recuerda, con insistencia, la tradición musulmana de la citada más arriba “dhimmit”. No se trata de la punta de un iceberg desconocido que emerge ahora, sino del peligro de un verdadero continente que puede ser engullido por una “civilización” teocrática, anclada en la edad media, con ayuda de la coránica jihad. ¿Cabe mayor conflicto, creado unilateralmente desde el victimismo de su retraso histórico, del que culpan a Occidente?

Históricamente los expertos han ido reduciendo el número de civilizaciones reconocibles, hasta quedar reducidas, a principios del siglo XX a unas 9 civilizaciones. Pero la globalización y especialmente las modernas tecnologías de las comunicaciones, están produciendo un extraordinario fenómeno de uniformidad, isocronismo, en torno al conocimiento que todos tienen de los demás. Primero fueron las parábolas de televisión instaladas sobre las más modestas chozas del mundo. Luego fue la meteórica expansión de Internet y finalmente el big ban de los teléfonos móviles o celulares. Y qué decir de las redes sociales a las que se les adjudica nada más y nada menos que el mérito de haber hecho posible las revoluciones de los países árabes, al margen de las mezquitas, que no tuvieron en 14 siglos.

Se puede decir, sin temor de equivocarnos, que estamos culminando la formación de una sola civilización con multitud de culturas, en torno a las tecnologías de las comunicaciones y el conocimiento. No hace falta decir que, a estas alturas del desarrollo de las ciencias sociales, sería un error no saber diferenciar cultura de civilización. Ante el rodillo implacable del isocronismo en torno a una sola civilización reconocible, se comprende la reacción desesperada de los que se resisten a desparecer como singularidad.

Si los tardo nacionalismos que tanto nos complican la vida quisieran ver y reflexionar sobre los cambios del nuevo siglo, se darían cuenta que están navegando contra corriente. No hay lucha de “civilizaciones”; incluso las ideologías sufren de ósmosis izquierda derecha. Lo que hay son Derechos Humanos. Lo que hay son luchas de religiones, luchas por el poder global, lucha por el conocimiento, lucha por las viejas y nuevas fuentes de energía.