domingo, 28 de septiembre de 2008

El enigmático número 11 en la historia de España y el terrorismo islámico reciente

El enigmático número 11 en la historia de España
y en el terrorismo islámico reciente.

La conquista de Corduba y de Toledo el día de San Martín.
Casualidad o fatalismo de los números: 11-11-711.

Según el historiador Antonio Jaén Morente, en su libro Historia de Córdoba (Librería Luque, Córdoba 1976), Mugaiz el Rumí, encontró en Corduba, quizá tras un simulacro de combate, franca la entrada, por los elementos políticos adversos a Don Rodrigo, que creyeron que los árabes no venían como conquistadores, sino como aliados. El Gobernador de Corduba se defendió por espacio de dos meses, no en la iglesia de San Jorge como cantó la antigua tradición, sino en las afueras, o sea en la Basílica de San Acisclo, hasta que al fin se entregó a el Rumí, en noviembre del 711.

Según el profesor Manuel Sánchez Martínez, de la antigua Universidad Central de Barcelona, después de la victoria de Guadalete (Barbate o Guadarranque, porque no se ponen de acuerdo), Tariq se dirigió a Toledo, procediendo [de camino] a la ocupación de las diversas ciudades de la Bética (nombre romano con el que era conocido aquel territorio antes que los árabes lo conquistaran). La discusión se plantea si Tariq, en su camino a Toledo, pasó o no por Corduba. Sánchez Albornoz dice que no, que Tariq le dejó la misión de someter a Corduba a Mugaiz el Rumí. O sea que parece que definitivamente fue el Rumí el que acabo con la Corduba romana, condenando al olvido a su fundador, el pretor de la Hispania ulterior, Claudio Marcelo, allá por año169 (a. de C.). Después se le impondría el nombre de Kortuba, hasta el 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, que fue reconquistada por los cristianos (Fernando III el Santo).

Sea como sea, el hecho es que la conquista de Corduba se realizó, en principio, por asalto por el Rumí, que era un liberto del califa al-Walid. Mugaiz acampó en la alquería de Secunda (conocida actualmente por los cordobeses como Campo de la Verdad), próxima a Corduba. Un pastor que conocía bien los contornos, explicó a el Rumí las escasas condiciones defensivas de la ciudad, así como la existencia de un hueco accesible en sus murallas, junto a la puerta de la estatua, más conocida como la puerta de Felipe II, que está delante del viejo puente romano sobre el Río Betis, ahora conocido como Guadalquivir, puente que todavía sigue prestando sus útiles servicios a la ciudad. Una vez dentro, el Rumí y los suyos sitiaron al gobernador visigodo y a los aproximadamente 500 defensores que se habían refugiado en la iglesia de San Acisclo. Tras un largo asedio el gobernador fue capturado, la iglesia tomada, tras su incendio, y Corduba confiada al control de la comunidad judía. El citado historiador Sánchez Martínez, no concreta nada sobre la fecha exacta de la toma de Corduba, y coincide, con Jaén Morente, en que, en realidad, no hubo una ocupación violenta sino capitulación.

En la Red podemos encontrar un sitio bien documentado sobre la toma de Toledo. Este sitio se denomina Ingenieros del Rey. Tiene un apartado titulado Historia Militar de España, organizado por campañas. Esta excelente organización histórica me permitió encontrar fácilmente el periodo comprendido entre el 711 al 714: la conquista del Reino Visigodo, así como la fecha concreta de la toma de la capital del reino. En la campaña del 711, Tariq, como es bien sabido, desembarcó sus tropas en el llamado Mons Calpe (latín, Monte Calpe), una de las dos míticas columnas de Hércules (ahora es conocida como Peñón de Gibraltar). Después ocupó la ciudad de Carteya, cerca de la Bahía de Algeciras, donde derrotó a Sancho al que se supone hijo de una hermana de Don Rodrigo. Luego inició el avance por una calzada romana que conducía a Sevilla. Mientras Tariq llevaba a cabo todas estas correrías exitosas por la Bética (insisto, ese era su nombre hasta entonces), Don Rodrigo se encontraba, como no, aplacando a los revoltosos vascones de toda la vida. Tres semanas más tarde, cuando le dejaron los vascones (Don Rodrigo no era consciente de la gravedad de la situación y se recreó apaciguándolos, como tampoco digo que los vascones colaboraran conscientemente con la migración del estrecho), bajó hacia el sur, por fin, por una vía romana (que maravilla de civilización, siempre se podía encontrar una a mano) que va desde Córdoba-Écija-Morón y Cádiz. Entonces, el 19 de julio (que no el 18 de julio, que es de otra guerra) se encontraron los dos ejércitos en un sitio que es conocido como Guadi Weca, cerca de la antigua ciudad, hoy despoblada, de Lacea, desde donde, hacia siglos, se exportaba el aceite de oliva a Roma. O sea, quiero decir que los árabes no trajeron el olivo a Hispania, como ahora sostienen algunos entusiastas de la herencia andalusí.

El 22 de julio comenzó la batalla. El centro de la formación militar la mandaba el rey Don Rodrigo, y ambas alas estaban al mando de los hijos del destronado rey Witiza. Otros dicen que en el ala izquierda estaba el arzobispo de Sevilla, Oppas, hermano del rey Witiza. Como podemos ver, ya entonces los cargos importantes quedaban en familia. Nada más comenzado el combate, las dos alas, traicionando a su rey, se pasaron a las filas de los musulmanes. De los leales no quedó ninguno. Ni el cadáver de aquel rey recién nombrado, Don Rodrigo, antes Ruderico, Conde de La Bética. Hay que suponer que Don Rodrigo no tenía ni idea de la terrible traición que le habían tendido los partidarios de Witiza, que le costó la vida.

Tras esta derrota, conocida tradicionalmente como de Guadalete (disputas académicas aparte), los ejércitos se volvieron a enfrentar en Écija. En esta ocasión no hubo traidores, pero tampoco hubo victoria. Consumada las derrotas de Guadalete y de Écija, Tariq avanzó hacia Toledo, la capital del reino visigodo. Unos dicen que pasó por Corduba y la conquistó, y otros dicen que pasó de largo, encomendándole la toma de la ciudad a Mugaiz el Rumí, coincidiendo también con lo dicho más arriba por otros autores. Entró en la ciudad apoyado, sin duda, por los hombres del partido witiziano, que esperaban que los mercenarios musulmanes apoyasen el nombramiento de uno de los suyos como gobernador. Pero como ya es sabido, Tariq tenía otros planes. Proclamó la soberanía del califa de Damasco el 11 de noviembre del año 711, día de San Martín.

San Martín, obispo de Tours, celebra su día cada 11 de noviembre en el santoral católico

Hay dos personajes que se repiten con frecuencia en lo dicho más arriba: el Rumí y San Martín. Sobre el primero no me propongo añadir nada más, salvo comentar que actualmente es un apellido que tiene destacada presencia, como es el caso de Consuelo Rumí, actual Secretaria de Estado de Inmigración. Seguramente muchos de los esperados lectores de este post se habrán percatado de este curioso detalle.

Pero sí es oportuno traer aquí algunas curiosidades sobre San Martín. En el santoral católico hay varios santos con el mismo nombre: de Porres, de Tours, Papa, mártires colombianos, etc. Pero el santo que ahora interesa para esta curiosidad histórica, es conocido como San Martín, obispo de Tours en el año 397, cuyo día se celebra el 11 de noviembre. Martín significa el batallador. Es un santo tradicionalmente muy venerado por los franceses aunque su origen fuese húngaro. De pequeño se fue a vivir a Italia pues su padre era un veterano militar. A los 15 años, San Martín, siguiendo la tradición familiar, ya vestía el uniforme militar. De ahí quizá lo de batallador, aunque luego cambió el uniforme por el de religioso, con tanto merito y devoción que le elevó a los altares.

Sin extenderme demasiado sobre la historia de San Martín, el caso es que aparece en Poitiers (en 732 Carlos Martel le paró los pies a los árabes), ya converso, donde entonces estaba como obispo el sabio San Hilario (que en 461 fue el Papa 46 de la Iglesia), que se encargó de profundizar en su educación cristiana. Por algún motivo que no viene al caso, San Martín, discípulo de San Hilario, fue invitado a Tours, y cuando entraba por su catedral, toda la multitud lo aclamó como obispo. Según se cuenta, aunque San Martín se negaba a aceptar tan digno cargo, finalmente fue obligado a aceptarlo. En una ocasión en la que un viejo compañero de armas le reprochaba de ser cobarde por retirarse del ejercito, contestó: “con la espada puedo vencer a los enemigos materiales, con la cruz derroto a los enemigos espirituales”. San Martín es identificado, por muchos creyentes, como el santo que cortó con su espada la mitad de su capa (la dejó en capilla) para dársela a un pobre. En latín, decir medio manto es decir capilla. Así decían: “vamos a orar donde está la capilla”, y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones hechos para orar.

El cerdo, la matanza del día de San Martín y la prohibición de su consumo por el Islam

Puestos a hacer cábalas con las fechas y los santos correspondientes, hablemos de la matanza del cerdo. La matanza del cerdo en España se ha realizado, tradicionalmente, entre noviembre y diciembre. Consultadas diversas fuentes sobre el comienzo de la celebración de esta enraizada tradición, cuyo acto ha congregado a toda la familia, como acto precursor de la fiestas de Navidad, la mayoría coinciden en señalar como fecha la del 11 de noviembre, festividad de San Martín, de ahí el conocido refrán de “a todo cerdo le llega su San Martín”.

Respecto a la carne de cerdo y su prohibición en el Islam, en una revista de adscripción árabe, entre otras muchas colgadas en la Red, pude informarme de los siguientes pormenores. “El cerdo es por naturaleza haragán e indulgente en el sexo, le disgusta la luz del sol, carece de energía para luchar, come casi todo lo que encuentra a su alrededor, excrementos o cualquier inmundicia”. Y sigue la información. “De todas las carnes de animales, el cerdo constituye la cuna más grande de gérmenes dañinos y el principal reservario para la infección humana”.

Con propósito de ampliar y contrastar información, aprovecho la que me ofrece otra de las muchas revistas de cultura árabe que se encuentran en la Red. “El puerco es absolutamente impuro y comer su carne, su grasa, etc., así como utilizar su piel o cualquier otra parte, está estrictamente prohibido. Dios ha dicho en diversas partes del sagrado Corán, os están vedados, lo mortecino, la sangre, la carne de cerdo y todo lo que haya sido sacrificado con la invocación de otro nombre que no sea el de Dios. Los animales estrangulados, los ultimados a golpes, los muertos a causa de una caída o cornada, los atrapados por una fiera, etc.” Y para terminar recojo una última cita: “El cerdo que divide la pesuña y no rumia, es inmundo para vosotros. No comeréis su carne ni tocareis su cadáver. Será inmundo para vosotros”.

El fatídico número 11 se repite en las fechas de los recientes actos de terrorismo islámico

Pero no solamente encontramos hechos luctuosos en la historia, que por lejanía en el tiempo nos dejan relativamente fríos, con el único afán de satisfacer curiosidades, sino que, inevitablemente, también acuden a nuestra memoria dos fechas que no nos dejan indiferentes y que recordamos con tristeza y dolor.

Estas fechas, ligadas también al fatídico número 11, son: las del 11 de septiembre de 2001, y la del 11 de marzo de 2004. La primera ocurrió en Nueva York, el Pentágono de Washington y el aeropuerto de Pensilvania. Como recuerdo respetuoso a las víctimas, creo oportuno traer aquí, escuetamente, el recuento estadístico que produjo semejante acto terrorista. En el World Trade Center, murieron 2.602 personas más 24 desaparecidos. En el vuelo 11 de American Airline, murieron 93 personas. En el vuelo 175 de United Airline, murieron 64 personas. En el Pentágono, en el edificio murieron 125 personas. En el vuelo 77 de American Airline 64 personas. En Pensilvania, en el vuelo 93 de United Airline, murieron 44 personas. En resumen, un total de 2.992 muertos y 24 desaparecidos.

En cuanto a la segunda fecha, la de 11 de marzo de 2004, ocurrió en Madrid. Fueron una serie de ataque terroristas en la red ferroviaria de Cercanía de Madrid, Estación de Atocha. Se trata del mayor atentado cometido en España hasta la fecha, con 10 explosiones casi simultáneas, en cuatro trenes, a la hora punta de la mañana, hora a la que trabajadores y estudiantes iban camino de cumplir con sus deberes. Este caso, además de triste, donde fallecieron 191 personas y más de 1.700 resultaron heridas, a pesar del tiempo transcurrido, está tan enmarañado que produce angustia cuando se reflexiona sobre la situación del caso y el poco conocimiento que aún tenemos de lo que verdaderamente ocurrió.

Seguramente, si se rastrea con paciencia en la Red, aparecerán todo tipo de análisis cabalísticos y ristras de causalidades en los que el fatídico número haya tenido el triste papel protagonista. Aunque sea con el propósito de relajar el mal ambiento de los dos casos más arriba descritos, recojo uno de estos fútiles análisis, relacionados con el 11-S, sobre el que se pueden encontrar otros semejantes, a miles. New York City tiene 11 letras; Afghanistan tiene 11 letras; Ramsin Yusef, el terrorista que amenazó con destruir las Torres Gemelas en 1993, tiene 11 letras; Gorge W. Busch tiene 11 letras; New York es el estado número 11; el primer avión que se estrello contra las Torres Gemelas, fue el vuelo número 11, etc., etc. Como decía el torero, acertadamente, hay gente pa to. Espero que la lectura de este post les haya satisfecho algunas curiosidades, les haya divertido al descubrir ciertas casualidades, o fatalismos ocultos, de la historia con sus nombres y fechas.